MARIPOSAS DIURNAS Y NOCTURNAS


Todas las presonas medianamente aficionadas a las ciencias naturales, encuentran muy interesante la serie de transformaciones que las mariposas diurnas o nocturnas experimentan desde que salen del huevo hasta que son adultas. Algunas mariposas mueren antes de la llegada de la estación fría, pero hay otras muchas cuya crisálida vive desde el final del otoño hasta el principio del verano, y que tienen, por tanto, que precaverse contra los crudos meses del invierno. El estudio de las fases por que pasan estos insectos, nos pone en presencia de uno de los más admirables ciclos de acontecimientos que puede ofrecernos la Naturaleza.

Cuanto más profundizamos en los misterios del reino animal, más comprobamos cuánta es nuestra ignorancia. Creemos saber todo lo que ocurre en la vida de estos animalitos, desde el huevo hasta el completo desarrollo de la mariposa, pero desconocemos por qué ocurren estas cosas, y los mecanismos íntimos de las mismas.

Además estos fenómenos son de tal naturaleza que interesan por igual a poetas y filósofos, los que han visto en ellos un caso ejemplar del gran misterio de la Naturaleza, a saber, el de la vida y la muerte, o mejor el de la vida que brota del ser que fenece.

Tenemos primeramente el huevo, viene luego la oruga o larva; después la crisálida o ninfa, y, por último, el insecto adulto o imago generalmente con alas.

El huevo de las mariposas es pequeño, pues aun los mayores no pasan de 2 milímetros. Por lo común la hembra los deposita sobre la especie de vegetal que luego servirá de alimento a las orugas.

Algunas especies ponen solamente un número reducido de huevos, otras los agrupan dejándolos desnudos, una tercera los coloca reunidos y protegidos por una sustancia que produce la misma mariposa. La variedad en cuanto a esta forma, superficie y coloración es enorme: los hay elípticos, hemisféricos, aplanados, con aspecto de huso, de botella, de pera; la superficie presenta depresiones, relieves, eminencias o celdillas.

Cuando el desarrollo llega a término, la oruga sale del huevo, ya sea forzando una porción de la cáscara, que se abre como una tapa, ya sea royendo con sus mandíbulas un peda-cito de dicha cáscara.

La oruga parece un gusanito, con el cuerpo dividido en anillos, de los cuales uno corresponde a la cabeza, tres a la porción torácica y nueve a la abdominal. La superficie del cuerpo puede ser desnuda y lisa, vellosa, peluda, con pelos ramificados, o con prolongaciones urticantes que pueden producir ronchas dolorosísimas a quien las toca. En la porción del tórax se encuentran tres pares de patas verdaderas, delgadas, articuladas, y terminadas en una uña, la cual le sirve de prensor, mientras que el abdomen presenta cinco pares de falsas patas que son gruesas, no articuladas y que sirven al animal de medio de locomoción, lo que hace para la oruga un total de 16 patas.

La oruga de la mariposa se encuentra expuesta a toda clase de peligros. Y, sin embargo, es necesario que, a pesar de su falta de protección, vivan las orugas, para que las mariposas adornen los campos y los jardines. ¿No se diría que la Naturaleza ha padecido una equivocación, al exponer a uno de sus grupos a todos los peligros que lo amenazan ciertamente entre tantos enemigos, otros insectos, mamíferos y aves, siempre dispuestos a coger y engullir a los individuos que lo componen? He ahí el enigma al que muchos naturalistas han dedicado sus estudios.

Nadie está en condiciones de afirmar que sabe por qué es así la vida de las mariposas, pero podemos exponer algunas ideas al respecto. Los seres nacidos de huevos voluminosos han tenido a su disposición, en el huevo, un buen depósito de alimento, y nacen con suficiente desarrollo como para hallarse pronto en estado de valerse por sí mismos. En cambio, las aves nacidas de huevos pequeños, se hallan siempre indefensas. Así se echa de ver al punto, comparando el polluelo de la gallina con el de la paloma.