Mariposas que se alimentan durante el día y otras que lo hacen durante la noche


Las costumbres de unas y otras son muy semejantes. Las mariposas diurnas generalmente liban durante el día los jugos de las flores; las nocturnas lo hacen, en su mayoría, durante la noche. Unos y otros lepidópteros depositan sus huevos en las plantas o en otros objetos que suministran el alimento necesario a la oruga cuando ésta sale del huevo. Dos son las principales distinciones entre sus orugas: cuando la oruga de una mariposa nocturna cambia de forma, hila generalmente un capullo de seda, o fabrica cualquier otra clase de morada en la que pueda habitar mientras dura su alteración; la oruga de la mariposa diurna suele contentarse con suspenderse por un hilo de seda, o, a lo más, por una cinta de la misma sustancia, que fija hacia la mitad de su cuerpo. La segunda distinción consiste en que la crisálida de la mariposa diurna es algunas veces de un color dorado, en tanto que la crisálida de la nocturna es generalmente pardo-rojiza.

La vida de las mariposas nocturnas es muy parecida a la de las mariposas diurnas, con la diferencia, en general, de que las primeras prefieren volar durante la noche. Sus especies se cuentan por millares, desde los feísimos ejemplares de la agripina, que con alas extendidas miden unos treinta centímetros, hasta las pequeñas polillas, terror de las amas de casa. La mayoría de ellas toman el mismo género de alimentos que las mariposas diurnas, y depositan sus huevos en las plantas que luego nutrirán a sus orugas.

La polilla es una de las especies más pequeñas de este grupo, y de las más odiadas, a causa de su detestable reputación. Digamos una palabra sobre el asunto. No son nuestras ropas, precisamente, lo que buscan estos microlepidópteros. El objeto que persiguen sus orugas es comer el pelo, lana y plumas, arrancados a mamíferos y aves, o desprendidos de ellos al morir. Pero, si durante la noche tenemos abiertas las ventanas y sale por ellas la luz de una lámpara, las polillas se sentirán atraídas al interior y podrán luego tener por conveniente instalarse: en este lugar abrigado. Después se deslizarán a los rincones más recónditos, a los armarios o arcas en donde se guarda la ropa, mantas o alfombras, depositarán allí sus huevos, y morirán. La polilla no come nunca por sí misma las ropas. En realidad no come nada. El perjuicio lo causa la oruga salida de los huevos que ha puesto.