EL RENACIMIENTO EN ITALIA


Más de cuatro siglos han transcurrido desde que la tumba se cerró sobre los despojos de Leonardo da Vinci y, sin embargo, su memoria pervive en el recuerdo de los hombres, que le rinden verdadero culto de admiración. Artistas, ingenieros, hombres de ciencia, filósofos, músicos y poetas, todos lo proclaman grande y glorioso en su especialidad, censurándole sólo no haber dedicado por entero su atención a la de cada uno de ellos. Ruskin, por ejemplo, se lamenta en sus escritos de que Leonardo hubiera malgastado su tiempo en trabajos de ingeniería, en lugar de aumentar el número de cuadros que su talento nos dejó.

Sabios y artistas, en todos los órdenes del conocimiento y de las artes, reconocen en él a un predecesor que se adelantó a su tiempo. Su vida, entregada a la ciencia y al arte, es ejemplo para la posteridad.

Leonardo fue un genio universal que abarcó empresas muy dispares, sobresaliendo siempre en todas. Poseía una inteligencia privilegiada que lo hizo ocuparse en una serie de obras que, si bien no fueron terminadas, sirvieron de base para futuras investigaciones; germinaron en su cerebro mil innovaciones científicas que luego se realizaron en el transcurso de los siglos. Sus obras y sus conocimientos son tan vastos que, con toda razón, ha sido considerado como una de las figuras más representativas de los tiempos modernos. Pocos hombres lo han igualado; en él vivía el espíritu de la originalidad, así como en muchos otros hombres célebres el de la imitación. Desgraciadamente poco es lo que queda de la obra de este grande hombre. La mayor parte de sus pinturas se han deteriorado o desaparecieron por completo; sus estatuas quedaron sin terminar o fueron destruidas durante campañas militares o simples acciones de pillaje; de sus trabajos de ingeniería sólo queda un glorioso recuerdo; los instrumentos musicales que inventó fueron reducidos a polvo, y las maravillosas melodías que compuso se perdieron en el olvido; sólo una cosa queda intacta: su nombre, preclaro, sin sombras, inmortal, glorioso en el arte y las ciencias, poderoso en el dominio de los inventos científicos.