En camino hacia el total triunfo del renacimiento


Entre los muchos discípulos que siguieron a Donatello se destacan Michelozzo e il Verrocchio; este último logró una fama muy grande porque a su vez fue maestro de maestros, ya que entre sus discípulos figura nada menos que Miguel Ángel. Pintor y escultor a la vez, trabajó con la misma jerarquía artística tanto las piezas de orfebrería en plata y oro como las de escultura en mármol y bronce. Una de sus obras más valiosas es la famosa estatua ecuestre de Colleoni, que levantó en la plaza de Venecia, considerada una de las más bellas del mundo en su género y de la que volveremos a hablar al estudiar el Renacimiento en esa ciudad.

Se llega así al más grande escultor del Renacimiento, Miguel Ángel, de quien también nos ocuparemos en otro lugar.

Siguieron las huellas del incomparable Miguel Ángel, Benvenuto Cellini, joyero y escultor; Juan de Bolonia, escultor de nota, y Juan Bernini, que llevó el espíritu del Renacimiento hasta 1680, aproximadamente, aunque su estilo evidencia ya cierto amaneramiento rebuscado, propio del llamado estilo barroco, que siguió al Renacimiento, como testimonio de un período irregular de extravagancias.