DE LA ANTIGUA PERSIA AL ACTUAL IRÁN


Entre las muchas inscripciones pertenecientes a los siglos en que los grandes y poderosos "hijos de Asur" edificaban sus magníficas ciudades, formaban sus admirables bibliotecas y subyugaban a los pueblos vecinos, hallanse algunas alusivas a expediciones contra cierta potencia que de una manera constante se había engrandecido en sus fronteras.
"Peligrosos enemigos" los llamaban los reyes asirios. Pertenecían a la gran familia aria, de la cual descienden los pueblos europeos, y sus progenitores procedían del corazón de Asia. De constitución vigorosa, educados en la pobreza, y sin grandes necesidades, cayeron sobre las antiguas naciones del Asia Occidental -que se hallaban debilitadas a consecuencia de sus riquezas y de una larga época de prosperidad-, cual desciende desde las heladas cumbres el alud.
Algunos de los invasores se establecieron entre Asiría y el mar Caspio, y se les conoce en la Historia con el nombre de medos. El primero de sus reyes de cuya existencia no es posible dudar, fue Ciaxares, quien se alió con Nabopolasar y acaudilló a los babilonios en la lucha final contra Asiría; luego tomó a Nínive, asestando un golpe de muerte no sólo a esta espléndida ciudad, sino al imperio del "rey de las multitudes", como Asurbanipal y otros monarcas solían titularse a sí mismos.
Su sucesor, Astiages, fue destronado por uno de los más ilustres generales que registra la historia del mundo, Ciro, quien condujo a los persas desde sus montañosas moradas, por las orillas del golfo Pérsico, a una serie de brillantes victorias militares.
Era Ciro vasallo de Astiages, y después de la revolución que le dio el cetro de los persas y los medos, ambas naciones prácticamente formaron un solo pueblo.