LA MÚSICA Y LOS INSTRUMENTOS MUSICALES


La música, como sabemos, tuvo dos fuentes principales de inspiración: una externa, la Naturaleza, y otra interna, los estados de ánimo del hombre. La influencia de la primera sobre la música y los instrumentos con los que se expresan los ritmos y melodías, es indiscutible. Dicha influencia debió de manifestarse en cuanto el hombre se formó una conciencia estética a través de las distintas expresiones del arte. Antes de que utilizara recursos mecánicos para fabricar instrumentos musicales, usó dos, propios de la naturaleza humana: la voz y las manos. Con la primera consiguió expresar el elemento melódico y con las otras marcó y señaló ritmo y movimientos.

Cuando el hombre articuló el lenguaje para expresar su pensamiento o comunicarse con sus semejantes, moduló la voz con inflexiones diversas según las circunstancias. Así nació el canto vocal, que probablemente la madre empleó para adormecer a sus hijos, y el jefe de la tribu para exaltar el espíritu de sus guerreros.

A la voz humana asoció luego otros elementos para fijar la periodicidad de los sonidos o indicar pausas y silencios. Inicialmente lo hizo batiendo las palmas y luego con golpes del pie sobre el suelo. Melodía y ritmo se funden así en la explicación lógica y natural del primer instrumento de viento, y de los primeros instrumentos de percusión, pero ellos no bastaban para captar y reproducir artificialmente todas las sonoridades que brindaba la Naturaleza. El canto de los pájaros, el murmullo de las olas y el silbido del viento en los cañaverales sedujeron al hombre primitivo con sus combinaciones múltiples, en contraste con la caída monótona del agua sobre las piedras.