Instrumentos de cuerda y arco, diversas tesituras de los mismos


A mediados de la Edad Media aparecieron en Europa el laúd y el bandolín, instrumentos que usaron troveros y trovadores para acompañar sus cantos y recitados, pero la verdadera revolución la produjo un conjunto de instrumentos de cuerdas frotadas, como la viola de brazo, precursora del violín y de la viola moderna; la viola de pierna, de la que derivan el violoncelo y el contrabajo, y las violas de amor y del perdón, que se denominaron así por la dulzura de su timbre.

Violín, viola, violoncelo y contrabajo, todos ellos de grandes recursos técnicos, son los de uso corriente. Durante mucho tiempo el violín fue la base de la orquesta sinfónica, de la que sigue siendo el grupo más numeroso. Antes de llegar a su forma actual sufrió cambios y transformaciones. Tiene cuatro cuerdas afinadas por quintas ascendentes: sol, re, la, mi. La viola se asemeja mucho al violín, aunque es un poco más grande; como él tiene cuatro cuerdas afinadas por quintas ascendentes: do, sol, re y la, pero su timbre es más apagado y quejumbroso. El violoncelo es más grande que la viola y como ella tiene cuatro cuerdas, que responden a sus mismas notas, pero en una octava más grave. El contrabajo o violón es el instrumento más grande y más grave de la familia; tiene cuatro cuerdas afinadas por cuartas ascendentes: mi, la, re y sol, que suenan una octava más grave que las del violoncelo. Tanto uno como otro, por sus dimensiones, deben ser apoyados en el suelo.

La tesitura de estos cuatro instrumentos corresponde a la de soprano, contralto, barítono y bajo, respectivamente, dentro de los registros de las voces humanas.