Instrumentos de cuerdas punteadas y percutidas


Quizás el más antigua junto con la lira y la cítara, es el arpa, que ya usaron los egipcios, tal como lo demuestran algunas pinturas y relieves. El tamaño no llegaba a las proporciones del arpa moderna, que es triangular y de grandes dimensiones. El registro tiene una extensión de seis octavas y media que se obtienen con cuarenta y seis cuerdas dispuestas verticalmente y afinadas mediante clavijas de metal. Las partituras musicales para este instrumento, que se pulsa con ambas manos, se escriben en clave de sol en 2; y de fa, en 4, como las del piano. Entre los instrumentos más difundidos de este grupo figuran la guitarra, el guitarrillo, la bandolina o bandolín, la bandurria, el banjo y la balalaica. La guitarra pertenece a la familia del laúd, pero procede, según deducciones, de Arabia. Consta de una caja de resonancia, hecha de madera, ligeramente estrechada en los costados, con un círculo en la tapa superior, y seis cuerdas extendidas sobre un mástil dividido por filetes de metal o hueso: los trastes.

El bandolín pertenece a la misma familia del laúd, aunque es más pequeño que él. Tiene ocho cuerdas pareadas que suenan al unísono.

La bandurria, variante de la guitarra, actualmente tiene un mástil con catorce trastes fijos de metal y doce cuerdas pareadas, tal como sucede con el bandolín. El banjo, inventado por los negros estadounidenses, se asemeja a la bandurria, pero sólo tiene cinco cuerdas extendidas sobre un largo mástil; la caja de resonancia ofrece ciertas semejanzas con la del tambor.

La balalaica es un instrumento procedente de los países eslavos y que tiene una caja de resonancia, triangular, y un mástil muy largo sobre el cual se extienden sólo tres cuerdas.

Por lo que se refiere a los instrumentos de cuerdas percutidas, diremos que responden a un teclado y que fueron usados ya en la Edad Media con distintos nombres: clavecín, clavicémbalo, clavicordio, espineta o virginal, formas primitivas precursoras del piano moderno.