Los instrumentos de cuerda y la rivalidad entre Mermes y Apolo


Así como los instrumentos de percusión son en su totalidad rítmicos, los de cuerda son casi todos melódicos, aunque algunos se usan para destacar el ritmo y otros revisten ambas características a la vez. Su existencia es muy antigua y está vinculada, como los demás, a las actividades del hombre primitivo, según lo demuestran pinturas y relieves de épocas muy lejanas. Es probable que la primera idea surgiera del zumbido agudo y persistente del arco del cazador, que al principio despertó curiosidad y luego, el deseo de ser reproducido, Por la técnica de ejecución, se subdividen en instrumentos de cuerdas frotadas, por las cerdas de un arco; de cuerdas punteadas, por los dedos o un plectro, especie de paú de metal o marfil, y de cuerdas percutidas o golpeadas mediante un juego de martillos que responden a un teclado.

Entre los más antiguos de este grupo se recuerdan la lira y la cítara, consideradas como instrumentos nacionales de Grecia, cuyos habitantes atribuyeron su invención a Hermes o Mercurio. El himno homérico dice que al salir de una gruta, Hermes, hijo de Zeus y de Maya, encontró una tortuga a la que mató y vació con un cuchillo de hierro. Luego cortó trozos de caña, de distinta longitud, y los pasó a través del dorso de su escamado caparazón, recubierto con la piel de un carnero. Inmediatamente colocó los brazos y el puente del instrumento, sobre el cual tendió, por último, siete cuerdas armónicas hechas con las tripas de una oveja. Al terminarlo, pulsó sus cuerdas, y obtuvo maravillosos sonidos que usó para cantar los amores de su padre.

Al atardecer, fatigado y con deseos de comer carne, Hermes se dirigió a la Pieria, donde los dioses tenían sus establos; de allí extrajo cincuenta bueyes que pertenecían a Apolo, hijo de Zeus y de Leto. Tal proceder provocó entre ambos un entredicho que no pudieron solucionar; Hermes propuso entonces ventilar el asunto ante el mismo Zeus. En su residencia del Olimpo, el padre de los dioses los escuchó atentamente, y obligó a Hermes a devolver los bueyes o compensar su valor. Hermes quiso aplacar la ira de su medio hermano haciéndole escuchar las notas de su lira, para seducirlo con la dulzura de sus melodías, y anticipándose a los deseos de Apolo, le obsequió el instrumento, que se convirtió así en uno de los atributos del dios de las artes.

Plutarco, historiador griego, no estuvo de acuerdo con el himno homérico, pues atribuyó directamente a Apolo la invención de la lira.

La lira y la cítara pertenecen al grupo de instrumentos de cuerdas punteadas, cuyo número varió según las épocas y los lugares; ambas son precursoras del arpa. Junto a ellas, otros instrumentos de cuerda como el salterio o psalterium medieval, de cuerdas fijas; el rabel de árabes y hebreos, de tres cuerdas; la guzla de los ilirios, de una sola cuerda, y la viella árabe, de siete cuerdas, precursora de la vihuela y de la guitarra, estuvieron en boga hasta mediados del siglo xii, en que aparecieron nuevas formas instrumentales.