NUECES, CASTAÑAS Y OTROS FRUTOS SIMILARES


El avellano es un arbusto de dos a cuatro metros de altura, que se encuentra silvestre en las montañas de Europa, Asia y América del Norte. Tiene hojas grandes y acorazonadas, flores femeninas agrupadas en pequeñas inflorescencias, y masculinas reunidas en largas inflorescencias péndulas; las flores nacen antes de que broten las hojas. El fruto, la avellana, está protegido por una cubierta de brácteas envolventes de bordes irregulares ¡tiene alrededor de un centímetro, con corteza dura de color castaño claro, en cuyo interior se encuentra una semilla, que es la que comemos, grande, blanca y aceitosa. El avellano se cultiva en Europa, especialmente en España e Italia. En América del Norte se encuentra una especie en la cual las brácteas del fruto se unen por encima de éste y forman un tubo largo y estrecho, por lo que se la denomina avellano rostrado. El avellano es estimado aun como adorno, prescindiendo de las sabrosas avellanas. Con los delgados tallos se fabrican canastos y cestas; los que son algo más gruesos sirven para hacer aros y postes; y, finalmente, quemando el tronco se obtiene excelente carbón, con el que se hacen lápices. De las avellanas se extrae aceite de primera calidad, que se utiliza para la pintura y la fabricación de exquisitos perfumes.

En otoño, cubre el suelo de ciertas regiones una alfombra de frutos comestibles que se desprenden de las frondosas ramas de ciertos árboles, los cuales pertenecen a la familia de las juglandaceas, y son muy grandes y hermosos. Entre ellos se encuentra el nogal común, que se cultiva especialmente en los países de Europa. Es un árbol de gran porte, con hojas grandes y compuestas e inflorescencias femeninas y masculinas separadas. Su fruto, la nuez, está curiosamente constituido por una porción más o menos blanca y carnosa que rodea a la parte dura y rugosa que nosotros conocemos, la que lleva en su interior la semilla, que es lo que se come.

Antes de secarse, los frutos ofrecen un aspecto semejante a peras pequeñas, verdes y duras. En algunos países recogen los frutos verdes y los conservan en vinagre, comiéndolos como encurtido. En ciertas regiones del Antiguo Continente constituyen las nueces parte esencial del alimento de los pobres, que las comen en forma de pasta, después que los fabricantes han extraído de ellas el rico aceite que contienen. También suelen comprarlas los granjeros para darlas al ganado, pues son nutritivo alimento.

La madera que se obtiene del nogal se cuenta entre las de primera calidad. Con ella se construyen hermosos muebles: pianos, mesas, etc., y también mangos para fusiles y escopetas. La corteza del árbol y la cubierta verde que cubre la nuez suministran excelente tinte de color oscuro, que suele utilizarse para teñir la madera de tono claro. De las hojas trituradas se obtiene agradable bálsamo. El nogal alcanza con frecuencia una altura de 30 metros y su madera se cotiza a altos precios en el mercado.

Se encuentra en la América septentrional el nogal blanco americano o nogal cinéreo, que produce una nuez oleaginosa y comestible, y el nogal negro, uno de los más grandes y hermosos árboles de estas regiones. Su altura llega de 20 a 25 metros y su tronco tiene de 1 a 2 metros de diámetro. La cáscara de sus nueces presenta gran cantidad de surcos y pliegues; la semilla es comestible, pero de sabor mucho menos agradable que la del nogal común. La madera de este árbol es muy oscura y sumamente apreciada en ebanistería.

Crecen también en América otras plantas de la misma familia, entre las que se encuentran varias especies del género Carya, como la pacana o pecan, árbol de gran porte, con frutos de hasta 5 centímetros con la parte carnosa que se abre en la madurez en cuatro valvas. La nuez es de cáscara lisa, y la semilla posee abundante sustancia grasa. Este árbol es un frutal de gran valor.

La variedad que se conoce como “cáscara de papel” es bastante cultivada por sus nueces de envoltura muy blanda y fácil de romper. Otra especie, la pacana blanca, se encuentra a menudo prestando a las granjas agradable sombra y esparciendo por el suelo sus sabrosas nueces. Se la reconoce fácilmente a causa de las delgadas tiras de corteza que cuelgan desde la copa, a manera de tejamaniles.