El cocotero es un árbol muy útil y a veces hasta providencial


De todos los frutos similares a la nuez, el más apreciado es el coco. El árbol que lo produce, llamado cocotero, crecía primitivamente en la costa de la India oriental y en las islas de Oceanía; hoy vegeta en todas las regiones tropicales del mundo. Parece que la Naturaleza lo haya dotado de una especie de instinto. Al desprenderse del árbol, algunos cocos caen en el mar y son arrastrados por las corrientes marinas hasta lejanos lugares; si en ellos encuentran suelo favorable y clima cálido, arraigan fácilmente y se transforman en cocoteros, los cuales a su vez esparcen sus frutos por el suelo o el mar. Los primeros echan raíces y se convierten allí mismo en árboles, mientras los otros emigran a distantes regiones. Merced a ellos hallan los náufragos alimento y bebida en las islas desiertas a las que a veces les conducen los temporales; con razón puede considerarse al cocotero como el bienhechor de aquellos infelices.

El cocotero pertenece a la familia de las palmáceas; es un árbol cuyo tallo alcanza 25 y hasta 30 metros de altura, es delgado y lleva en su extremo superior 10 ó 12 hojas de 4 ó 5 metros de longitud. Tiene las flores agrupadas en una inflorescencia llamada espádice, de unos dos metros de largo. Aproximadamente a los siete años comienza a dar fruto, y continúa por espacio de 70 u 80 años más. El fruto o coco es del tamaño de una cabeza humana, con la parte externa espesa y fibrosa, que recubre un hueso muy duro, el que contiene una semilla blanca y comestible; esta semilla tiene una cavidad central, donde se encuentra un líquido blanquecino y dulzón llamado leche de coco. Llegado a su completo desarrollo, el cocotero produce numerosos frutos anuales.

Las hojas secas del cocotero se utilizan en ciertos países como paja para cubrir el techo de las chozas, y con la fibra del fruto y las hojas pequeñas se fabrican biombos, esterillas, cestas, etcétera. Muy importante es el comercio de cocos, porque de ellos se extrae excelente aceite que se emplea para lámparas, en la composición de ciertos ungüentos y para medicina. Sirve además para fabricar jabón, que produce espuma aunque se lave con agua de mar, lo que lo distingue del jabón ordinario.

Se necesitan aproximadamente ocho cocos para obtener un litro de aceite. También puede esculpirse y bruñirse la parte dura de este fruto, con la que se hacen recipientes.