EL CANTAR DE MIO CID - Anónimo


Con el nombre de Cantar de mío Cid se conocía antiguamente el Poema del Cid, uno de los monumentos de la lengua y la literatura españolas escrito, según todos los indicios, hacia el año 1140, y que ha llegado hasta nosotros a través de una copia hecha en el año 1307. Este poema, de estilo sencillo y de versificación ruda y desaliñada, refiere las hazañas del Cid Campeador, el más popular de los héroes españoles de la Edad Media. El Cid simboliza a España, no por sus hechos, sino por su temple moral de caudillo, y encarna el tipo de héroe sin par en la guerra y caballero sin tacha en la paz. En él todo es generosidad, esfuerzo bélico, dignidad, amplitud acogedora, recia virilidad compatible con una ternura sobria y noble. Simpático y humano, animoso y emprendedor, de una bravura sin limites, provoca el entusiasmo de sus huestes a las que lleva a realizar empresas imposibles para otro brazo menos esforzado. Él es el prototipo del caballero cristiano, espejo de valor, nobleza y lealtad, cuyas proezas han dado origen al monumento más antiguo de la épica castellana: el Cantar de mío Cid. Menéndez Pidal ha dividido el poema en tres partes, a saber: “Cantar del destierro”, “Cantar de las bodas”, y “Cantar de la afrenta de Corpes”. En las hojas preliminares, que faltan al códice, se relata el incidente del Cid con el conde García Ordóñez, tras el cual, éste, en venganza, consigue enemistar al héroe con el rey Alfonso VI, lo que origina su destierro. Como el Cantar de mío Cid se ocupa solamente de una parte de la vida del héroe, la que media entre el destierro y la afrenta de Corpes, y no es posible encerrar en pocas líneas las hazañas y aventuras que los romances, leyendas y tradiciones populares narran del famoso Cid Campeador, sólo referiremos algunos de los hechos que más realzan la magnífica figura de este histórico personaje, a fin de esbozar una sucinta biografía, antes de ocuparnos del famoso poema.