LOS PLANETAS DEL SISTEMA SOLAR


En este capítulo estudiaremos los planetas del sistema solar. Tenemos una idea acerca de su origen, de sus características comunes y de sus movimientos. Ahora trataremos de saber algo más sobre los rasgos que distinguen a cada uno de ellos, es decir, vamos a ver en qué se parecen y en qué se diferencian los hermanos de la familia solar.

Comenzaremos con Mercurio, que es el planeta más próximo al Sol. Hoy no cabe duda alguna a este respecto, a pesar de que algunos astrónomos afirmaron hace tiempo haber visto un planeta mucho más cercano al Sol. En verdad, habían confundido una mancha del Sol con un planeta que se movía muy cerca de este astro.

Hace muchísimo tiempo fue descubierto Mercurio; tanto que, si bien no es nada fácil observarlo -Copérnico no alcanzó a distinguirlo-, sabemos que se lo conocía desde los primeros tiempos en que se efectuaron observaciones astronómicas. La dificultad reside en que Mercurio está muy cerca del Sol, cuyo resplandor impide ver el pequeño disco luminoso del planeta. Para observarlo, hay que aprovechar los momentos en que Mercurio se presenta a uno u otro lado del Sol, mientras este astro está bajo el horizonte.

Si observamos a Mercurio a través de un telescopio, lo más probable es que lo veamos bajo un aspecto parecido al de la Luna en sus cuartos creciente o menguante. Es natural que así sea, pues Mercurio, como los demás planetas, no posee luz propia, y su iluminación proviene del Sol. Es muy difícil la observación de Mercurio cuando se presenta cerca del globo del Sol; pero en ciertas oportunidades se halla, precisamente, entre el Sol y la Tierra, y entonces se lo puede ver como un disco negro que pasa frente al brillante disco solar.

Como Mercurio se halla cerca del Sol, está muy lejos de nosotros, y como además es pequeño, resulta difícil estudiar los detalles de su superficie, aun con el auxilio de los más potentes telescopios. La proximidad del Sol hace que el hemisferio que recibe los rayos solares esté muy iluminado y, cabe suponerlo, debe de estar caldeado con exceso. Por ese motivo, si bien es un astro relativamente pequeño, es muy brillante.

Mercurio es mayor que la Luna, pero de menor tamaño que la Tierra. Su diámetro es de unos 5.000 kilómetros. Recordemos que la Tierra tiene algo más de 12.700 kilómetros, para obtener la conclusión de que el radie de Mercurio es aproximadamente la mitad del terrestre. Con respecto al volumen, su masa es más bien grande, y su densidad 6,2 veces la del agua. Como todos los planetas, describe una órbita en torno del Sol; emplea 88 días en completar una vuelta. Resulta, pues, que mientras la Tierra, en el término de un año, cumple una vuelta entera en torno del Sol, Mercurio da algo más de cuatro vueltas. Debido a esta velocidad de traslación fue asociado, en la mitología romana, con el mensajero de pies alados de los dioses, quien le dio su nombre.

Hemos visto que los planetas no describen circunferencias en torno del Sol, sino elipses más o menos alargadas. Cuando una elipse es muy alargada, es decir, cuando hay bastante diferencia entre el largo y el ancho de esa curva, se dice que es muy excéntrica. Precisamente; la órbita de Mercurio presenta una excentricidad característica, de modo que en cada vuelta cambia apreciable-mente de distancia al Sol.