El astro reluciente que, a la hora del alba o del ocaso, escolta al Sol en su avance por el cielo


¿Quién no ha visto el magnífico espectáculo del Lucero, poco después

de la puesta del Sol o al amanecer? Ese astro brillante es Venus, que sigue a Mercurio en su distancia al Sol. Como todos los demás planetas, gira en torno al rey del sistema y, visto desde la Tierra con ayuda del telescopio, presenta fases semejantes a las de la Luna. Venus es de tamaño parecido al de la Tierra. Su diámetro es de 12.400 kilómetros.

La distancia media de Venus al Sol es de unos 108.000.000 de kilómetros, de modo que se encuentra a los dos tercios del camino entre el Sol y la Tierra. Recordemos que la distancia del Sol a la Tierra es de 150.000.000 de kilómetros. Venus se presenta como un astro muy luminoso; brilla más que Júpiter, aunque éste sea un planeta mucho mayor; y más que Sirio, que es la más brillante de las estrellas. Tan intenso es en ciertas oportunidades el fulgor de Venus, que se hace visible a simple vista en pleno día, cosa que no ocurre ni con Júpiter ni con Sirio, que son los astros que lo siguen en orden de brillo. Se explica este hecho porque Venus está intensamente iluminado debido a su proximidad al Sol. Además está cerca de nosotros, cosa que no ocurre con Júpiter, y mucho menos con Sirio, que si bien tiene luz propia se encuentra a unos 8 años-luz. Estos hechos nos confirman que el aspecto de los astros depende esencialmente de la distancia que nos separa de ellos, ya que, para nuestra vista, tanto la Luna como Venus son astros notables, en tanto que muchas estrellas, que pueden ser mucho mayores y más brillantes que el Sol, apenas se distinguen a simple vista.

Hemos dicho que Venus posee un hemisferio iluminado y otro en sombras, como sucede con cualquier astro que recibe los rayos del Sol. No posee luz propia. Por tal motivo, según sea la posición desde la cual lo observemos en nuestro viaje por el espacio, nos presenta fases semejantes a las de la Luna. Estas fases fueron vistas, por vez primera, por Galileo, con el auxilio de su telescopio, aunque este gran sabio ya había imaginado la existencia de tales fases.

Venus emplea 224 días en dar la vuelta en torno del Sol. También gira sobre su eje, pero hasta el presente no ha sido posible establecer en cuánto tiempo lo hace, pues la superficie de ese planeta está totalmente oculta por una capa de nubes, que impide en absoluto observar los detalles de su superficie y, por lo tanto, seguir la trayectoria de su movimiento.

Venus tiene una atmósfera notable, compuesta por anhídrido carbónico, pero parece casi seguro que en ella no hay ni vapor de agua ni oxígeno.