LOS PRIMEROS GRANDES HOMBRES DE ROMA


Refieren los historiadores romanos que Roma fue fundada por un rey llamado Rómulo, después del cual reinaron seis reyes más. Cinco de ellos, hábiles guerreros unos y sabios legisladores otros, contribuyeron al engrandecimiento de la ciudad; pero el séptimo rey fue llamado Tarquino el Soberbio, porque en vez de proponerse, como los dignos soberanos que le habían precedido, la felicidad de su pueblo, lo vejó inconsideradamente, atento sólo a acrecentar sus propias riquezas y a disfrutar de los placeres. Sus hijos se portaron de la misma manera, lo que les acarreó el odio de la nobleza y el pueblo.

Había entre los nobles romanos un joven llamado Lucio Junio, conocido también con el nombre de Bruto, nombre que en latín tiene el mismo significado que en castellano damos a esta palabra. Si bien es verdad que, bajo una corteza de afectada estolidez y necedad, ocultaba una gran penetración, pues fácilmente echó de ver que Tarquino el Soberbio temía a los hombres inteligentes y capaces, y sólo pretendía quitarlos de en medio para que no llegasen a ser más poderosos que él y lo destronasen. Con todo, aun cuando Tarquino lo ignoraba, no había en Roma otra persona a quien tuviera más motivos para temer que a este Bruto.

Es fama que Tarquino envió cierto día a dos hijos suyos, acompañados de Bruto, a consultar al Oráculo del templo de Delfos, en cuyas predicciones se tenía fe ciega, y una vez que hubieron hecho las preguntas que el rey les había encargado, los hijos de Tarquino preguntaron al Oráculo: ¿Quién de nosotros reinará después en Roma? A lo cual respondió el Oráculo: El que primero bese a su. madre. En cuanto salieron del templo, el estúpido Bruto tropezó y cayó; pero lo había realizado de intento, para besar a la. tierra, madre de todos los hombres. El gobierno de Tarquino fue cada, vez peor; gimieron la nobleza y el pueblo bajo su tiranía, hasta que la cólera llegó a estallar en violenta llama. Ocurrió entonces que un hijo de Tarquino, llamado Sexto, ultrajó a Lucrecia, esposa de un noble romano; ultraje tan atroz y oprobioso que después de haber referido ella el suceso a su esposo, en presencia de su padre, de Bruto y de otro noble llamado Pubiio Valerio, se mató clavándose un puñal.

Ante semejante espectáculo, deponiendo Bruto su aire de afectada estupidez, arrancó el puñal del corazón de la dama y conjuró a todos los presentes a que se comprometiesen a libertar a Roma del tirano Tarquino y de sus malvados hijos. Salieron y refirieron al pueblo romano lo que había ocurrido, pues Tarquino se hallaba entonces ausente a la cabeza de su ejército. Apresuróse Bruto a correr al campamento, y llegado a él, incitó a las tropas a que se sublevaran contra Tarquino. Y éste y sus hijos se vieron obligados a huir a otra ciudad, sin que pudieran volver a conquistar su poder en Roma. Depuesto su rey, juraron los romanos no reconocer más reyes en Roma, y en su lugar pusieron dos cónsules al frente de la ciudad. Uno de ellos fue Bruto.