LOS SERES MÁS PEQUEÑOS QUE EXISTEN EN EL MUNDO


En el mundo hay muchas cosas que no podemos ver, y su número es mayor que - el de las que vemos. Nuestra vista no percibe, aunque vivan a nuestro alrededor, los seres más pequeños y de forma más sencilla que existen en la creación, a los cuales se da el nombre de microbios. Son tan diminutos que, si colocáramos 20.000 uno al lado del otro, no alcanzarían para cubrir la cabeza de un alfiler. Estos microbios se multiplican más de prisa de cuanto podemos imaginar. Si en el momento de leer estas líneas tuviéramos un microbio y le diésemos bastantes sustancias nutritivas, al cabo de una hora o dos produciría más microbios que gente hay en una gran ciudad. En todas partes se encuentran microbios, en nuestro cuerpo y en todo lo que tocamos. Algunos son perjudiciales, y nos producen enfermedades; otros nos conservan la salud, y el que estemos sanos o enfermos depende de nuestro modo de tratar a esos seres diminutos. Cada uno de nosotros es como un reino dentro del cual combaten ¡ejércitos invisibles de microbios.

Hablaremos ahora de los seres vivientes más pequeños que conocemos y de las cosas que hacen, no sólo porque son de por sí muy interesantes, sino también porque su vida, que se relaciona con la historia de la tierra, ocasiona en ésta todo género de transformaciones.

Esos seres son sumamente pequeños, y se les designa con nombres muy diversos, entre otros, con el de gérmenes. Acaso hayamos oído ya hablar de estos gérmenes, pues tal es el nombro que se les da cuando enfermamos por su culpa, lo cual suele suceder con bastante frecuencia. Pero el sabio francés Pasteur, que fue quien descubrió que esos seres pueden causar enfermedades, los llamó microbios, palabra que significa “vida pequeña”, y que nos indica que se trata de seres vivientes extremadamente diminutos.

Como originan tantas enfermedades, mucha gente cree que los microbios son siempre dañinos, y que ninguno de ellos puede ser de utilidad. Pues bien, conviene saber que esos microbios, descubiertos a mediados del siglo xix, son necesarios para la vida de todos los animales, así como para la nuestra. Son realmente muy pocas las especies de microbios que producen enfermedades; en su mayoría los microbios no sólo son inofensivos, sino que sin ellos no podríamos vivir. Conviene saber que existen esas pequeñísimas criaturas, y que en la historia de la vida desempeñan un papel importantísimo,

Lo primero en que debemos fijarnos es en que los microbios son muy pequeños, tan pequeños, que si no ayudáramos a los ojos de alguna manera, no podríamos llegar a verlos.

El hombre, por consiguiente, no pudo saber que existían los microbios hasta que se inventó un instrumento maravilloso, llamado microscopio, el cual consiste en una combinación de lentes dentro de un tubo, que aumenta las cosas muy pequeñas de manera que podamos verlas con toda claridad. La invención del llamado “microscopio electrónico” abre insospechadas posibilidades para el estudio de los gérmenes, puesto que permite amplificaciones imposibles de obtener con otros microscopios.

Cuando decimos “en todas partes”, no nos Referimos, por supuesto, a lugares como el fuego, pues claro está que allí no pueden vivir microbios. Su vida se ve afectada por las altas temperaturas más que por las bajas. Pero siempre se encuentran microbios en tierra. Abundan en el aire, cubren todo lo ¡que podemos tocar dentro o fuera dé las casas, y se han encontrado hasta en la nieve de las mismas regiones árticas. También los hay en el agua. Puede decirse, por lo tanto, que esos seres viven en casi todas partes y realizan todo género de trabajos. Lo pasaríamos muy mal si todos fuesen perjudiciales.