De qué modo maravilloso un ser viviente se convierte en dos


Supongamos que tenemos dos botellas de igual forma, dotadas de paredes de igual espesor, pero de distinto tamaño. La mayor tiene una capacidad de dos litros, la otra de uno. Si las pesáramos, ¿la de doble capacidad pesará el doble de la otra? Realizando la experiencia, vemos que tal cosa no sucede. La mayor pesa algo más, pero le falta para llegar a doblar el peso de la otra. Esto quiere decir que si para tener una botella de un litro hace falta una cantidad dada de vidrio, para el segundo litro de capacidad hará falta menos. Si fuéramos aumentando el tamaño de la botella sin variar su forma, ni el espesor de sus paredes, veríamos que cada litro que agregamos necesita menos vidrio que los anteriores. ¡Viendo este asunto desde un punto de! vista geométrico, y teniendo en cuenta que decir vidrio equivale a decir superficie, se puede afirmar que si una cosa aumenta de tamaño, su superficie no aumenta en la misma proporción que su volumen. Como todo ser viviente se nutre por la superficie, es decir, por la parte de afuera, llegará un momento en que dicha superficie no será suficiente para absorber la ¡cantidad de alimento que necesita la materia viva contenida en el interior de la célula.

Al llegar este momento, la célula ya no podrá ¡crecer, o tendrá que dividirse en dos¡, En efecto, estas dos nuevas células contendrán la misma cantidad de materia que la primera, pero, entre las dos, tendrán mayor superficie que aquélla y podrán absorber el alimento necesario para continuar creciendo. La superficie de una célula viviente hace las ¡veces de boca, y cuando el contenido es demasiado grande, esa boca ya no basta para proporcionar a la célula ¡el alimento que necesita.