NUESTROS MÚSCULOS Y LOS ÓRGANOS QUE LOS GOBIERNAN


Sabemos ya algo de los huesos y el esqueleto que en conjunto forman. Sabemos también que las articulaciones, que unen los huesos entre sí, están constituidas de tal manera que casi todas permiten a los huesos amplios movimientos, unos sobre otros. Ahora bien, un momento de reflexión nos hará comprender que lo que siempre hacemos en este mundo es mover los diferentes objetos que están a nuestro alcance, para lo cual necesitamos mover nuestro cuerpo; y así, el autor de este artículo lo ha escrito moviendo la mano. La cuestión es saber cómo se mueven los huesos alrededor de las articulaciones; y, si miramos el dibujo del esqueleto humano y después otro dibujo que represente a un hombre al que se haya quitado la piel, veremos que el esqueleto está en casi todas sus partes cubierto de carne.

Pero en algunas partes falta el revestimiento carnoso de los huesos, por ejemplo, alrededor de los tobillos y en el borde del hueso de la barba o maxilar inferior; y, si nos llevamos las manos a dichas regiones, nos será posible palpar el hueso muy claramente debajo de la piel, pues no existe carne en tales regiones, como sucede en otras. Mas, si comparamos un simple esqueleto con otro esqueleto provisto aún de su envoltura carnosa, veremos que la carne que reviste los huesos constituye gran parte del volumen total del cuerpo. Por ejemplo, comparemos el hueso del muslo, el fémur, con el muslo mismo que está recubierto en toda su extensión por un importante grupo de músculos que se cruzan y se insertan más allá de la articulación de la rodilla; podemos decir que, así como el cuerpo tiene su sistema óseo, también tiene su sistema muscular; y aun podemos añadir que el cuerpo sin los músculos sería bajo cierto aspecto completamente inútil, porque los músculos son los únicos encargados de ejecutar las órdenes del cerebro. Por otra parte, la vida de nuestro organismo depende de algunos de sus músculos, como, por ejemplo, los de la respiración, que el que esto escribe, el lector y la totalidad de los seres humanos que pueblan la tierra estamos haciendo funcionar en todo momento. Ahora bien, hemos de adquirir alguna noción de lo que son los músculos y aprender, desde luego, que éstos varían de forma, según sea el trabajo que han de efectuar. Algunos son membranas carnosas delgadas y extendidas; otros son largos y delgados, y de otras formas; pero, por regla general, los músculos terminan en una especie de cuerda que se inserta en el hueso que el músculo ha de hacer mover, siendo esta inserción de una gran solidez y firmeza. Si nos miramos la cara anterior de la muñeca o la posterior de la rodilla, ya sea en la parte externa, ya en la interna, observaremos alguna de estas robustas cuerdas que se llaman tendones. En otro tiempo se llamaron nervios, denominación errónea, porque los nervios son órganos muy diferentes. Un tendón forma parte del músculo y es también distinto de los órganos que unen los huesos entre sí en las articulaciones, y que se llaman ligamentos, nombre que da suficiente idea de su función.