LA VOZ CONQUISTA LA DISTANCIA


Puede el sonido dar la vuelta alrededor de la Tierra? Si nuestra voz, o la música, o, en general, los sonidos, pudiesen propagarse por el espacio sin perder intensidad, esto es, sin debilitarse, atravesando paredes, montañas, ciudades, etc., y si a la vez contásemos con un sensible oído, entonces, evidentemente, comunicarse a distancia no representaría problema alguno, y la radiotelefonía tendría escasa importancia. Nuestra pregunta inicial, puede sin embargo, ser contestada afirmativamente: sí, los sonidos pueden dar la vuelta alrededor de la Tierra; hubo un caso, la explosión de un volcán, cuyo estruendo fue de tal magnitud que las ondas sonoras producidas volvieron al lugar de partida luego de dar la vuelta al mundo. Esto no significa que fuera oído por todo el mundo, pues ya a pocos kilómetros del lugar de origen el sonido estaba muy debilitado; de modo, pues, que el problema de la comunicación a distancia no puede ser resuelto por la emisión directa de sonidos, debido a su rápida pérdida de intensidad. Por otra parte, ¿qué sería de nosotros si pudiésemos oír los sonidos que se producen en cualquier lugar de la Tierra? La mezcla de todas las ondas sonoras daría origen a una barahúnda capaz de impedir toda comunicación. Vemos, pues, que a los inconvenientes anteriores es necesario agregar este otro, más grave todavía, por supuesto: el de la interferencia.

La solución del problema de la comunicación a distancia pudo resolverse con eficacia desde el momento en que se descubrieron las ondas electromagnéticas. Efectivamente, mediante ellas, los sonidos conquistaron las distancias y pudieron llegar con toda su intensidad a cualquier lugar de la Tierra. Y no sólo ello, sino que también pueden alcanzar lugares más lejanos, como por ejemplo la Luna o los otros planetas. Asombra, además, la rapidez con que pueden hacerlo; las ondas electromagnéticas, también llamadas radioeléctricas, recorren nada menos que 300.000 kilómetros en un segundo, o sea que pueden dar algo más de siete vueltas completas alrededor de la Tierra, sucesivamente, en tan sólo un segundo.

Éste no es, sin embargo, el único medio conocido para transmitir el sonido; antes de utilizarse las ondas radioeléctricas, ya se realizaban comunicaciones a distancia por medio del teléfono y el telégrafo. En ambos casos los sonidos, transformados en impulsos eléctricos, viajan por cables. Con esta primera forma de comunicación debieron tenderse millones de kilómetros de cables telefónicos y telegráficos, para transportar la voz humana de pueblo en pueblo, de nación en nación; y hasta llegó a tenderse, en 1866, un cable telegráfico a través del océano Atlántico. Pero la radiotelefonía vino a trazar puentes invisibles, instantáneamente, a cualquier lugar del planeta. La primera comunicación a través del océano Atlántico, con ondas electromagnéticas, fue realizada en el año 1901 por el físico italiano Guillermo Marconi. Así nacieron las comunicaciones inalámbricas.