ORIGEN DE LOS PREMIOS NOBEL


Hacia mediados del siglo pasado trabajaba en San Petersburgo, Rusia, en el establecimiento industrial de su padre, dedicado a la fabricación de torpedos y nitroglicerina, y a la construcción naval, el joven Alfredo Nobel, que había nacido en Estocolmo, Suecia, en 1833. Su padre, que también era sueco, pasó en Rusia gran parte de su vida.

El joven Nobel, de viva inteligencia, espíritu observador, genio creador y carácter práctico, estudió ingeniería y química, y en ambos campos realizó notables inventos y descubrimientos.

Dedicado al estudio de los explosivos, cuando aún no había cumplido los treinta años estableció una fábrica de nitroglicerina, cuyas instalaciones le sirvieron para la realización de numerosos experimentos. A este primer laboratorio siguió el de Krümmel del Elba, que llegó a ser el más importante de Europa. En 1866 inventó la dinamita, cuyo uso introdujo en la mayor parte de los países de Europa y América mediante la fundación de quince fábricas en diversos lugares. Durante su residencia en París, en 1873, preparó la gelatina explosiva, y en 1888 la pólvora sin humo. Puede decirse que durante la segunda mitad del siglo xix la familia Nobel poseía la mayor manufactura de explosivos del mundo.