LA MÁQUINA DE COSER


El coser es tan antiguo como la historia de la humanidad. Empezó con el basto delantal de hojas de higuera que Eva se tejió en el Edén. Nuestros antepasados prehistóricos usaron espinas para embastar sus prendas de vestir, y muchos indios y esquimales emplean todavía para coser este procedimiento primitivo. Por la Biblia sabemos que se usaban agujas en Palestina antes de ser construido el Tabernáculo. Sin embargo, ¡cosa rara!, hasta el siglo xviii nadie pensó en reemplazar el trabajo manual en el cosido.

Las mujeres que ganaban el pan cosiendo consumían su vista - y hasta su vida- afanándose por hacer bastante labor para no morirse de hambre. El pago por cada pieza cosida era pequeño, mezquino, y en las mejores condiciones, trabajando desde la madrugada hasta bien tarde en la noche, el número de piezas terminadas había de ser muy reducido.