Humphry Davy descubre la luz eléctrica de arco


Tenía Humphry Davy en su casa una batería eléctrica, a la cual cierto día unió dos hilos de latón. Cuando se tocaban las extremidades de ambos hilos, no sucedía nada; pero si quedaban un poco distantes, aparecía una luz. Mas la temperatura de ésta era tan elevada, que fundía los hilos. Entonces Davy sujetó a los cabos de los reóforos dos pedazos de carbón común, y así obtuvo una luz espléndida.

He aquí lo que sucedía. Cuando la corriente eléctrica pasaba por los hilos, si éstos estaban unidos, no sufría interrupción en su camino. Si estaban algo separados, pero todavía bastante próximos, la corriente se acumulaba en la extremidad de uno de los reóforos, y, llegada al carbón, daba como un salto violento para pasar al otro hilo, con tanta fuerza, que se llevaba fragmentos pequeñísimos de aquella sustancia. Éstos formaban algo así como un puente improvisado para transportar la corriente de un trozo de carbón al otro. Sin embargo, el aire se oponía al paso de la corriente, en forma tal, que el puente de carbón, compuesto de partículas volatilizadas, se tornaba incandescente, emitiendo una luz brillantísima. Este primero e importante descubrimiento fue obra de Davy pocos años antes de su muerte, que acaeció en 1829. El mencionado puente luminoso, que tenía la forma de un arco, fue llamado arco voltaico, en honor de Alejandro Volta, célebre físico italiano, que inventara la pila que sirvió de base a este experimento de Davy.

Durante bastante tiempo se usó la lámpara de arco para el alumbrado público. Su aplicación fue reduciéndose paulatinamente, a medida que la lámpara incandescente se iba perfeccionando, en tal forma que actualmente sólo se la utiliza en la industria como fuente de alta temperatura para calentar grandes hornos como los que se utilizan para fabricar acero de la mejor calidad.