Alumbrado por acetileno, petróleo y alcohol


Una de las sustancias más empleadas en el alumbrado fue el acetileno, obtenido en un principio por la acción de la chispa eléctrica sobre ciertos carburos de hidrógeno. Llegó a producirse a precios tan económicos que pudo competir tanto con el gas como con la electricidad. La facilidad de transportar la materia prima y la sencillez de los aparatos productores del fluido, le dieron un valor inapreciable en el ejército y en la marina, sin contar con que su baratura y la gran claridad de su luz, no comparable a ninguna otra, le permitió competir en todos los terrenos con el gas y aun con la electricidad.

Humphry Davy fue el primero que estudió el acetileno. Posteriormente, otros químicos, entre ellos Berthelot, utilizaron las indicaciones de Davy, y, después de varias tentativas, obtuvieron de este gas incoloro una llama muy viva, pero que exhala olor sumamente desagradable.

Esta clase de alumbrado fue muy útil en las explotaciones mineras. Las lámparas construidas especialmente para este objeto, sobre todo la de Stuchlick, alejaron todo peligro de explosiones, pues bastaba que el aire de la mina contuviera una pequeña cantidad de gas grisú para que la intensidad de luz de la lámpara disminuyera considerablemente, tomando la llama un color verdoso, que servía de aviso al minero.

El empleo del petróleo y sus derivados, queroseno y gasolina, en la iluminación es de reciente data. En el último tercio del siglo xix comenzaron a aparecer las primeras lámparas a petróleo, pronto reemplazadas por ¡as de queroseno y gasolina, de mayor poder luminoso y libres de las molestias provocadas por el humo y los residuos. Estas lámparas fueron perfeccionadas en el corriente siglo con la aparición de los mecheros que utilizan el gas de ambos combustibles. La iluminación por medio de faroles y lámparas a gas de queroseno y gasolina es todavía muy importante, sobre todo en el campo, en las poblaciones pequeñas y en las naciones de bajo desarrollo económico.

En cuanto al alumbrado por alcohol, cabe decir que las lámparas ideadas al efecto llenaron perfectamente su objeto en su tiempo.

Algunos mecheros para alcohol alcanzaron gran fama. En menos de un minuto funcionaban, con la particularidad de que, tan pronto como se encendía, la camisa alumbraba con toda regularidad, ventaja no alcanzada por ningún otro sistema.

Diferente era la construcción de la lámpara incandescente de alcohol, sistema Auer, que no desmerecía en nada de una luz de gas, y cuyo funcionamiento era regular y su consumo muy económico.

Pero estas formas de alumbrado, salvo las que utilizan gas de queroseno o gasolina, están actualmente en completo desuso. Han sido derrotadas por la luz eléctrica. Y se comprende perfectamente que así haya ocurrido. Manejable hasta por los niños, sin ningún peligro, asegura una iluminación clara y sin oscilaciones dañinas para la vista. Barata, cómoda e higiénica, se utiliza en el alumbrado público y privado de todos los países civilizados del mundo. Por otra parte, día a día, los hombres de ciencia mejoran su calidad y aumentan notablemente su rendimiento.