COMO VIAJABAN NUESTROS ANTEPASADOS


Los antiguos orientales y egipcios usaron carros de dos y de cuatro ruedas para pasear y para la guerra, así como también para ciertas festividades, diversiones y ceremonias públicas; mas para los grandes viajes se empleaban preferentemente el caballo y el camello. De Oriente tomaron griegos y romanos el uso del carro y de la litera; y en Roma, según Suetonio, los hubo de alquiler para trasladarse de un punto a otro de la capital del imperio. Durante casi toda la Edad Media apenas se conoció el coche; y, aunque los transportes de materiales pesados se hicieron, como en épocas anteriores, en carros, para viajar se valía el pueblo del asno o el mulo; los señores, de caballos, y las damas y eclesiásticos, de literas, mulas y palafrenes; costumbre que persistió hasta bien entrada la Edad Moderna, no obstante ser, ya entonces, las carrozas de uso frecuente y general. Sin embargo, en el siglo xiv hallamos los coches llamados bamboleantes, para las damas; y ese vehículo perfeccionó lentamente su mecanismo, hasta llegar, en el siglo xvi, al coche de suspensión. En 1605 empiezan a verse en Londres los primeros cabriolés (cabs) de alquiler; y la primera parada de coches estuvo en el sitio donde hoy se alza la iglesia de Santa María. A mediados del siglo xvii se estableció en París el servicio de carrozas públicas, que tenían señaladas sus paradas y tarifas correspondientes. No mucho después se generalizó esta costumbre, llegando a ser célebres las carrozas de Bruselas por su solidez, las alemanas por su ligereza, y las inglesas por su elegancia y comodidad.