Los ferrocarriles, con el tiempo, fueron la gran solución


A fines de 1830 no había ferrocarriles más que en Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos de América. En 1860 los hallamos ya en toda Europa, excepto en Grecia y en Servia. Había una gran red en Estados Unidos de América, líneas en el Canadá, las Antillas, América del Sur. Egipto, India, Turquía asiática y Australia.

Hoy el conjunto de los ferrocarriles del mundo pasa de 1.200.000 kilómetros, más de treinta veces la longitud del ecuador.

Digamos algo sobre los principios de los ferrocarriles. La tracción sobre rieles es anterior a los ferrocarriles propiamente dichos. Como ya se ha hecho constar en otro lugar de esta obra, esta tracción se practicaba muy a menudo en las galerías de ciertas explotaciones mineras, donde con rieles de madera, salientes, o en surco, hombres y caballos empujaban y remolcaban carros pesados. Por otra parte, la máquina de vapor existía ya a fines del siglo xviii, y Watt había revelado una parte de los servicios que podía prestar. Bastaba que la máquina, de fija que era, pudiera moverse a si misma sobre rieles, para que existiese la locomotora.

En 1880, Outram imaginó rieles de hierro que se apoyaban en losas de piedra. Estos caminos fueron llamados Outram's ways (vías de Outram), y, por abreviación, tramways (tranvías).

En 1814, Trevithick introdujo en la máquina de vapor una modificación, gracias a la cual pudo marchar sobre rieles a razón de 7 a 8 kilómetros por hora. En 1825, George Stephenson lanzó una máquina de tipo nuevo por el camino de hierro de Stockton a Darlington, cerca de Newcastle. que acababa de ser terminado; y en esta misma obra damos un interesante artículo sobre los primeros ferrocarriles. En 1827 se abrió en Francia la línea de Saint Étienne a Andrézieux. En 1828 se inauguró el ferrocarril de Budweis a Kerschbaum (Bohemia). Pero se emplearon sobre todo, o exclusivamente, caballos para remolcar los vehículos por aquellas líneas férreas, por estar especialmente dedicadas al transporte de mercancías, para las cuales resultaba una economía muy digna de tenerse en cuenta.

La locomotora no triunfó hasta 1830, gracias al empleo de la caldera tubular, cuya idea se debe a Seguin, en Francia, pero que Stephenson adoptó para su Cohete, locomotora presentada por él en las pruebas de la línea de Liverpool a Manchester. La locomotora de Stephenson remolcó el tren de inauguración a la velocidad de 24 kilómetros por hora, la que muy pronto fue superada. Entonces se vio que en adelante se abreviaría mucho con las locomotoras la duración de los recorridos. Multiplicáronse, con el correr de los años, las redes férreas en todos los países.

En Estados Unidos de América, la progresión de la red ha sido tan rápida y continua, que en la actualidad iguala en longitud a todos los ferrocarriles de Europa.

Argentina posee cerca de 45.000 kilómetros de vías férreas, muchas de las cuales pueden competir con las mejores del mundo.

La India tuvo su primer ferrocarril en 1853; el Japón en 1872. En Australia hizo su aparición en 1855; en la República Argentina en 1857. El túnel de San Gotardo se abrió el 1* de junio de 1882. El ferrocarril transiberiano se terminó en 1902 y empezó a ser utilizado en 1903 por el correo francés, para el transporte de la correspondencia a Japón y al norte de China. Pero la línea más extraordinaria del mundo y que se eleva a mayor altura es el ferrocarril de Oroya, en Perú, abierta en 1892; en un recorrido de 170 kilómetros, a partir del nivel del mar, esta línea llega a 4.774 metros. Posteriormente se ha establecido entre Argentina y Chile un ferrocarril mucho más importante, denominado “el transandino”, que fue inaugurado el 23 de mayo de 1910.