La bardana o lampazo, pariente del cardo, cuyo fruto se adhiere a las ropas


Pertenece también esta planta a la familia de las compuestas, y la unen estrechas relaciones con el cardo y la hierba cana. En la bardana notamos ya cierto progreso respecto a las otras en la utilización de las brácteas protectoras, que forman un involucro alrededor de la base de sus cabezuelas globulares, compuestas de flores purpúreas, de forma cilíndrica. El involucro propiamente dicho es casi redondo, y las florecillas brotan de la parte superior; las brácteas que lo cubren son rígidas y de forma parecida a una lanza que se prolongara como una larga espina, la cual se extiende o se encorva en su extremo. Tal es la planta designada con el nombre de bardana, que se llama también lampazo, y cuyos frutos están cubiertos de numerosos pelos aserrados. Cuesta trabajo arrancar éstos del traje cuando a él se agarran; y quedan, naturalmente, más sujetos todavía a la lana de las ovejas o al pelaje de las vacas o de los perros, que transportan las semillas a grandes distancias. Por tal medio la bardana invade los campos, donde crece con verdadera profusión. Pero no es hierba enteramente inútil: sus raíces, que semejan prolongadas cerillas, se emplean en medicina como remedio para ciertas enfermedades de la piel, y por sus propiedades diuréticas y depurativas; sus hojas constituyen una refrescante cataplasma, que se aplica a las úlceras.