Una planta de gran valor, con poder para el bien y el mal


La adormidera es una planta muy preciada a causa de la droga que se obtiene del látex desecado de sus cápsulas verdes, y que constituye el opio. Ha sido descrita como una de las más valiosas medicinas, pero, como sucede con muchas otras cosas útiles, se ha abusado de ella con suma frecuencia, y ha causado un daño enorme. A pesar de esto es necesario cultivar cierta cantidad de adormidera para que los médicos puedan disponer de la droga como medicina, la que se utiliza para calmar el dolor y contra el insomnio. Para este uso se la cultiva extensamente en la India y en otros países. La planta necesita un suelo rico y fino, y abono en cantidad. Si el clima es seco, se reduce en mucho la cantidad de zumo que rinde, pero el exceso de humedad y de agua le es aún más perjudicial.

De sus semillas se extrae también un aceite tan rico como el de las olivas, y que es perfectamente sano como alimento, muy utilizado en Francia. En farmacia se utiliza para la preparación de ciertas medicinas que se toman por vía bucal. Las tortas que quedan como residuo de la extracción del aceite sirven para la alimentación de animales.

En la India, donde se cultiva una cantidad muy grande de adormidera, se siembra la semilla en noviembre, y ya a fines de enero, o principios de febrero, empiezan a florecer las plantas. Tres o cuatro semanas más tarde, cuando los frutos globulares alcanzan el tamaño de un huevo de gallina, están listos para sangrar. Los recolectores recorren las plantaciones por la tarde y practican una incisión en las cápsulas, valiéndose de un instrumento que tiene cuatro hojas cortantes unidas. A la mañana siguiente los hombres vuelven a recorrer la plantación y raspan el látex que ha exudado de las escisiones, al que se le llama lágrima. Recogen este látex en vasijas de barro y, de regreso a la casa, lo vierten dentro de bandejas de latón, inclinándolas ligeramente, para que el agua escurra y el zumo, cada vez más espeso, se deposite en forma de masa sólida.

Todos los días es necesario removerlo, para que seque debidamente, y transcurridas tres o cuatro semanas se procede a envasarlo dentro de tarros de barro, enviándolo a las fábricas, donde se procede a batir la masa dentro de enormes cubas, convirtiéndola luego en panes, forma con la que se envía al mercado.