Peces que ponen huevos por millones y peces que recorren centenares de kilómetros


El lenguado es el más apreciado de los peces planos; síguele el rodaballo; el hipogloso es también uno de los preferidos. Este último se pesca en el Atlántico septentrional; algunos ejemplares tienen hasta 2 metros de longitud y pesan unos 200 kilogramos. Los hipoglosos de tamaño mediano ponen 1.300.000 huevos; los de grandes dimensiones ponen el triple; el rodaballo alcanza la cifra enorme de 14.000.000. Los peces planos nadan mediante una graciosa ondulación de su cuerpo. En cierta ocasión, púsose una señal en una platija viva, y se la echó de nuevo al mar. Tres meses después fue pescada de nuevo en un lugar que distaba del primero unos kilómetros. Otra platija, marcada como la precedente, viajó a razón de dos kilómetros por hora.

Las dimensiones del hipogloso nos inducen a recordar que entre los peces considerados como pequeños hay algunos de gran tamaño, por ejemplo, el tarpón, el gigante de la familia de los elópidos, que mide hasta 2 metros y pesa de 45 a 90 kilogramos. Vive en las costas de América del Norte, en las costas de Florida. Su pesca constituye un deporte apasionante, si bien no tiene ninguna utilidad, pues su carne no es comestible. Al quedar prendido en el anzuelo, sale del agua dando saltos prodigiosos. Pero no puede compararse, en esto de saltar, con el pez volador. Es éste una hermosa criatura de los mares de las regiones templadas y cálidas; tiene unos 30 centímetros de longitud y está armado de una gran cola y poderosas aletas, en particular las pectorales, las que casi desempeñan el papel de alas.