De qué admirable manera adquieren su forma los peces planos


Llegados a esos parajes, húndense en el fondo, entre el fango o la arena del mar y experimentan una notable transformación. Son al principio pequeños peces de forma ordinaria, que nadan, como los otros, en posición vertical. Al finalizar el primer año, tienen solamente de 7 a 10 centímetros de longitud. Durante el año siguiente crecen otros 5 centímetros; pero al otro año se ha duplicado su tamaño, alcanzando una longitud de unos 30 centímetros.

A los cuatro años de edad tienen ya de 35 a 50 centímetros de largo. Pero, al mismo tiempo, han modificado su aspecto total. En lugar de continuar nadando verticalmente, nadan ahora en posición horizontal; su cuerpo se ha hecho ancho y plano. Los ojos ya no están uno a cada lado, como en los demás peces, sino ambos a un lado, que es, en esta época de su vida, la parte superior de la cabeza. Es decir que uno de los ojos parece haber pasado al lado opuesto. Es ésta una de las más sorprendentes demostraciones del modo en que se efectúan los cambios en la vida animal. No cabe la menor duda de que el pez plano tuvo al principio la misma forma que los restantes peces; pero ahora, al llegar a su completo desarrollo, tiene el ojo izquierdo sobre la cabeza, al mismo nivel que el derecho. No es éste el único cambio. La parte superior del pez adquiere el color del barro o de la arena en que ahora habita, en tanto que la inferior, no expuesta a la luz, es blanca. Puede así acercarse a su presa viva, sin revelar su presencia. Sabemos que si este animal expusiera a la luz su cara inferior, ésta sería también coloreada. Un aficionado hizo este experimento, y llegó al resultado que acabamos de indicar.

Puso en un acuario varios lenguados, peces que pertenecen al mismo grupo que la platija. El fondo del recipiente era un gran espejo que recibía la luz de arriba y la reflejaba, e iluminaba por debajo a los animales sometidos a esta prueba. Al cabo de algunos meses, los lenguados eran del mismo color por ambas caras.