Las escuatinas y las rayas que se arrastran por el fondo del mar


Si pasamos ahora a considerar otros miembros del grupo de los escualos, nos hallaremos con las escuatinas y las rayas. Son unos animales de movimientos lentos y de aspecto repulsivo, que se arrastran furtivamente por el fondo de los mares. Utilizan su cola a manera de timón, y nadan moviendo suavemente las aletas. Hállaselos en casi todos los. acuarios. Como no pueden nadar de prisa, necesitan nutrirse con seres inferiores como moluscos y crustáceos; pero su color es tan parecido al del lodo sobre el que se deslizan, que algunas veces engañan a ciertos peces. La raya no puede aprovecharse de su presa, como lo hacen otros peces, porque tiene la boca situada en la parte inferior de la cabeza; se lanza, pues, sobre su víctima, la sujeta con el peso de su cuerpo, y luego se ceba en ella.

Las escuatinas llamadas vulgarmente peces ángeles, por el aspecto que presentan, son abundantes; y si bien su carne no es muy apreciada, los pobres la comen. Hemos visto ya representado en otra página de esta obra un huevo de escuatina; se parece mucho al de las lijas, sólo que en vez de zarcillos que cuelguen por los cuatro lados, presentan unas extremidades cortas, a manera de mangos adaptados a unas angarillas. La escuatina puede alcanzar una largura de dos metros; en cierta ocasión se pescó una, cuyo peso llegaba a 40 kilogramos.

Las rayas presentan una forma típica que las diferencia netamente de los demás peces; la cabeza, el tronco, y el primer par de aletas están reunidos constituyendo un disco de cuya parte posterior sale la cola que termina en la aleta caudal, y a cuyos lados se observan dos aletas pequeñas. Tienen carne comestible, si bien no muy apreciada. Existen numerosas especies de rayas; entre las más vistosas mencionaremos la raya mosaico, cuyo dorso presenta un hermoso dibujo simétrico en oscuro y claro, y la noriega, de gran tamaño y de color negro.

Próximas a las rayas verdaderas se encuentran la pastinaca, de cola larga y flexible, en cuya base se halla un poderoso aguijón dentado, muy peligroso pues puede llegar a producir heridas graves; y la manta o diablo de mar, que recibe este nombre por un par de prolongaciones como cuernos que tiene en la región anterior de la cabeza. Con las aletas extendidas mide hasta siete metros de anchura, lo que nos da una idea del aspecto terrorífico de este animal.

El individuo más notable del grupo, parecido a las verdaderas rayas, es la tremielga o torpedo, pues posee, como el gimnoto, las propiedades de una batería eléctrica. Sin duda por algún procedimiento admirable, ciertas partes de su cuerpo se han transformado parcialmente en un conjunto de células dotadas de la facultad de emitir una descarga que paraliza y mata a un pez, o aturde a un hombre, si éste cierra el circuito tocando al animal con ambas manos.