El fiel y gran cariño del caballo para su amo


Los caballos aman la compañía del hombre, como los gatos y los perros. Como ejemplo de ello, baste el hecho, conocido por todos los argentinos, de que los caballos vienen a morir a la querencia. Guillermo E. Hudson, que lo relata en un hermoso libro sobre la vida animal en Sudamérica, lo interpreta del siguiente modo: creen que van a las casas de sus amos, porque recuerdan que después del trabajo de un día cesa su labor allí, y como los caballos piensan que su enfermedad es parte de su trabajo, van a concluir en el mismo sitio en que transcurrieron sus horas de labor.