La temible embestida de la araña, que tiene consecuencias fatales para las moscas


Generalmente a la araña de jardín no le importa correr este riesgo; pero hay arañas de otras especies que obran de distinto modo, construyéndose unos nidos pequeños, de seda, que utilizan como escondrijos y que están provistos de dos aberturas: una arriba y otra abajo. Este nido va unido a la tela por unos hilos, que empiezan a vibrar en cuanto algún insecto viene a tocarla, avisando a la araña de la llegada de un intruso. Ésta salta fuera de su nido, y corre a lo largo de la hebra con sus patas erizadas, abalanzándose sobre el insecto, al que envenena con una rápida picadura de sus quelíceros, para luego nutrirse de sus jugos.

¿Pero qué ocurre si se da el caso de que caigan en la red varias moscas a un mismo tiempo? La araña no desperdicia nada. En la tela de una araña de jardín, mientras ésta se ocupaba en comerse una mosca, se enredó cierto día un moscardón, anunciando su presencia con zumbidos y revoloteos. Érale imposible escapar, por lo pegajosas que son las hebras; pero la araña no quiso exponerse a que causara algún desgarrón en la tela. Soltó a la mosca que estaba devorando, y se lanzó como un rayo sobre el insecto recién llegado. Después de forcejear durante un momento con él, consiguió paralizar sus movimientos, impidiendo que se escapara, aunque sin acabar de matarlo. Por espacio de algunos segundos se la vio que trabajaba con sus patas sobre el cuerpo del moscardón, el cual, de repente, empezó a dar vueltas sobre sí mismo, suspendido de un hilo y a impulsos de las patas de la araña. En un abrir y cerrar de ojos quedó envuelto por completo en una red de seda.