Extraños animales que comen hormigas


Pasaremos aquí a estudiar los hormigueros, que son uno de los grupos de animales más extraños que existen en el mundo. Hállanse en América del Sur, y se dividen en tres géneros: el gran hormiguero, el mediano, cuyo tamaño es la mitad del anterior, y uno diminuto muy hábil trepador que tiene el pelo sedoso y de color amarillo, y es del tamaño de una rata.

El gran hormiguero, llamado también oso hormiguero, mide más de un metro, y su cola, que mide otro tanto, contribuye a darle un aspecto extraordinario. Su cuerpo está cubierto de largos y recios pelos pardos negruzcos, siendo tan grandes los de la cola que cuando el animal se la echa sobre el lomo, lo cubre como un paraguas, resguardándolo del sol o de la lluvia. Sus uñas se parecen a la del perezoso, pero tiene cuatro en las patas delanteras y cinco en las posteriores.

Las de adelante son tan largas y afiladas, que la pata no puede apoyarse en el suelo llano, y, por lo mismo, vese forzado a doblarla en forma tal que camina apoyado en los nudillos y las uñas quedan vueltas hacia adentro, protegidas por el pelo y la masa carnosa.

Este animal, tan grande, carece de dientes; todos los hormigueros se hallan en igual caso, excepto el armadillo y el orictéropo. La boca del oso hormiguero consiste en un largo hocico, del cual sale una delgada y larguísima lengua, que parece un gusano y está cubierta de una sustancia pegajosa?. El oso hormiguero se despierta por la noche, y se encamina a los lugares en donde tienen sus grandes nidos los temibles termites u hormigas blancas; por medio de sus potentes garras destroza las paredes del montículo; esto asusta a los termites, los cuales salen en tropel, mientras que el hormiguero, valiéndose de su lengua, los recoge, y se los engulle. El oso hormiguero pasa el tiempo de ese modo, hasta que empieza a amanecer; entonces se oculta entre los matorrales y permanece allí quieto parte del día. No tiene vivienda fija, y se tiende para dormir en el sitio que más le acomoda, arrollándose de modo que la cabeza queda pegada al pecho, y ¡las patas entrelazadas, mien tras que su pobladísima cola le tapa todo el cuerpo. Esta disposición le preserva de todo ataque por parte de algún enemigo, pues ofrece el aspecto de un montón de hierbas secas, o de heno. Pero si lo atacan, sabe defenderse. Sus patas delanteras son muy fuertes, y descarga con ellas unos golpes tremendos. Los habitantes de las regiones subtropicales de América persiguen y matan a palos al oso hormiguero, para vender su cuero por una miseria, sin comprender las ventajas que hay en conservar vivos a tan útiles animales.

El hormiguero mediano es el tamanduá; del tamaño de un gato grande, presenta pelaje corto y amarillento, con una banda oscura que pasa por los hombros y el cuello. Tiene el hocico mucho más corto y robusto que el oso hormiguero, y la cola más larga, aunque no es tan vistosa como la del anterior, pues tiene pelo corto. Se lo denomina también colmenero o melero porque siente predilección por las larvas de las abejas silvestres. Es arborícola, a diferencia del oso hormiguero que anda por el suelo.

El tercer hormiguero al que nos hemos referido, es el serafín de platanar u hormiguero enano, el que tiene pelaje largo y lanoso y prolongada cola prensil la que le permite sujetarse a las ramas, pues es de hábitos exclusivamente arborícolas.

El orictéropo, no es un hormiguero propiamente dicho, pero también se alimenta de hormigas, razón por la cual lo incluimos aquí. Habita en África, y los colonos holandeses le dieron el nombre de cerdo de la tierra o cerdo hormiguero. Es un animal voluminoso y pesado, de metro y medio de largo, si se incluye la cola, que algunas veces llega a medir más de cuarenta centímetros. Duerme durante el día en su madriguera, y sale por la noche para hacer estragos en los nidos de hormigas. Sus patas están mejor dispuestas para correr que las del oso hormiguero, y tiene las uñas muy desarrolladas, presentando sus extremidades la forma de pezuñas. Su cabeza, parecida a la de un cerdo, y sus largas orejas, le dan un aspecto sumamente raro.