Enrique Cavendish y su aporte a la electricidad


Era éste un hombre tan rico como extraño en su manera de ser. Vivía en completa soledad en una hermosa casa de Londres, y evitaba la presencia de los extraños, no porque fuese persona poco amable, sino por su excesiva cortedad y modestia. Jamás permitía que lo viesen las mujeres que tenía a su servicio. Si tenía que comunicarles alguna orden, dábasela por escrito. La ciencia constituía para él el supremo bien de su vida. Su principal descubrimiento, en materia de electricidad, fue que el alambre de hierro es 400.000.000 de veces mejor conductor que el agua pura destilada. Con la ayuda de la electricidad hizo explotar una mezcla de oxígeno e hidrógeno, y obtuvo por resultado agua pura. Vivió Cavendish hasta 1810; en su época florecieron dos hombres que cambiaron por completo la manera de obtener la electricidad. Fue uno Luis Galvani, que nació en Bolonia, Italia, en 1737, y murió en la misma ciudad en 1798. El otro, más ilustre todavía, fue Alejandro Volta, nacido en Como en 1745, y muerto en el mismo punto en 1827. Galvani, haciendo experimentos con una máquina eléctrica, observó que las ancas de una rana muerta sufrían una contracción al recibir la descarga eléctrica, y resolvió averiguar si el rayo producía los mismos efectos. Pero mientras suspendía la rana, por medio de un gancho de cobre, de los hierros de un balcón, vio que la contracción se producía de una manera espontánea cada vez que el gancho de cobre tocaba al hierro, lo que lo indujo a afirmar que los tejidos de la rana contenían electricidad. Cuando Volta tuvo noticia de ello, propúsose demostrar que el cuerpo de la rana no contenía electricidad alguna, y afirmó, por el contrario, que en este caso la electricidad era producida por el contacto de dos metales distintos. Para demostrar su aserto, colocó sobre una mesa un disco de cobre, y encima de él otro de paño, previamente empapado en una mezcla de agua y ácido sulfúrico, y depositó sobre ambos un tercer disco de cinc. Después siguió colocando otros discos de cobre, paño y cinc, en este mismo orden; de este modo preparó una pila de pares de cobre y cinc, separados por un pedazo de paño humedecido; y por último resolvió atar un alambre al disco de cinc superior, y otro al de cobre de la base.