Cómo Galeno enseñó a los médicos de Europa durante mil años


Galeno nació en Pérgamo, en Asia Menor, en el año 130 de Jesucristo, y créese que murió en Sicilia en 201. Estudió en su patria y luego en Es-mima, Corinto y Alejandría. Su intenso estudio de la fisiología y su clara lectura de las doctrinas de Hipócrates hiciéronle famoso corno médico. Ejerció en Roma, donde pronto se puso a la cabeza de todos sus colegas en conocimientos y experiencia. Por ello le odiaron sus rivales y no cejaron en sus manejos hasta que consiguieron alejarle de la ciudad.

Galeno reunió las más sanas enseñanzas de los que le habían precedido, y añadió a ellas los resultados de sus propias observaciones. Durante un millar de años, sus doctrinas fueron la base de todo cuanto Europa poseía de la ciencia de curar.

Maravilla hoy día el considerar cuánto supo, y con todo, cuánto ignoró. Para todos los que lo habían precedido, los nervios eran unos tendones misteriosos. Galeno supo que son los hilos telegráficos del cerebro, y que sin ellos no existe sensibilidad. Otros habían sido desconcertados por los músculos, mas él descubrió que en ellos se contiene la fuerza con que se lleva a cabo el trabajo del cuerpo. Supo que los mismos obraban, pero no supo decir por qué. "Los miembros de los animales tienen peso -escribía-y, como los otros cuerpos graves, tienden a caer al suelo. ¿Cómo es, pues, que pueden moverse en todas direcciones?"

Galeno fue el primero en juzgar del estado de salud por el pulso del paciente, aunque no comprendió que el pulso dependía de la actividad del corazón.

Este gran médico de la antigüedad nada supo de los productos químicos. Todas sus medicinas estaban confeccionadas con materias vegetales o animales. ¡Una de sus prescripciones para una grave enfermedad consistía en polvos de caracoles, hiel y pimienta! En una palabra, no fueron en rigor sus prescripciones, sino las grandes leyes que descubrió, lo que tanta importancia le asignan en la historia de la medicina.