Cómo los árabes atesoraban las obras de los grandes médicos


Desgraciadamente para la humanidad, las leyes de Galeno no fueron en general observadas. Los europeos olvidaron a Hipócrates y a Galeno, mas los cirujanos y médicos árabes conservaron las obras de estos dos grandes hombres. Sus escritos fueron vertidos del griego original al árabe, y más tarde vueltos a traducir al griego y al latín. No es de maravillar, pues, que al fin las obras resultasen demasiado complicadas para ser comprendidas, o tan incorrectas que constituían un verdadero peligro.

Muchos de los médicos eran hombres groseros, estúpidos, supersticiosos, que creían en la magia y en los encantamientos. Los había que pensaban poder hallar un solo metal o medicina que haría a los hombres felices para siempre, dándoles juventud y salud perpetuas. Sin embargo, también había médicos que mantenían el arte en su pureza; entre ellos un cirujano, Guido de Chauliac, médico de los papas Clemente VI, Inocencio VI y Urbano V, que realizó muchas operaciones peligrosas y escribió un gran libro de cirugía, todavía hoy interesante. Llámanle algunos el “Padre de la cirugía moderna”. Se ha descubierto recientemente que en la Edad Media florecieron varias escuelas médicas, una de ellas bajo el directo patronato de los papas. Varias ciudades tenían hospitales que hacían mucho bien, aunque, desde luego, no eran como nuestros hospitales de hoy. La asistencia, en algunos de ellos, estaba a cargo de religiosas, quienes han continuado en la misma misión.