El genio nace, no se hace: la precocidad de Wolfang Amadeo Mozart


Wolfgang Amadeo Mozart nació en Salzburgo, en Austria, el 27 de enero de 1756; muy tempranamente el niño demostró una genial predisposición musical; a los cuatro años recibía de su padre con tanto entusiasmo las primeras lecciones, que éste, hábil violinista, no sólo quiso encauzar tal predisposición sino sacarle provecho también. A los cinco años Mozart había compuesto un minué y un trío. Parece ser que en cierta oportunidad, siendo ya célebre, se le acercó un jovencito pidiéndole que le enseñara el arte de componer. Mozart le hizo observar que era demasiado joven para dedicarse a tan delicada tarea:

—Pero vos -replicó el adolescente-erais más joven que yo cuando comenzasteis a componer...

—Ciertamente -contestó el compositor-, ¡pero yo no preguntaba a nadie cómo debía componer...!

Respuesta que encierra una indiscutible moraleja: el genio nace, no se hace. .. Como su hermana Ana María demostraba también afición por la música, Leopoldo Mozart resolvió salir con sus dos hijos en una gira artística por los grandes centros musicales de entonces. En todos los escenarios donde ellos se presentaron, fueron calurosamente aplaudidos, y el pequeño Mozart causó sensación ante reyes, príncipes y cortesanos. En la corte de la emperatriz María Teresa, la familia Mozart recibió honores de príncipes; en el palacio real el pequeño Mozart y su hermana Ana María solían jugar en  los   ratos  de   ocio  con  la  futura reina de Francia, la princesa María Antonieta, quien sólo tenía entonces ocho años de edad.

Desgraciadamente, los felices años de la infancia pronto pasaron para Mozart. Después de su casamiento, en 1782, la miseria no cesó de llamar a sus puertas. Por mucho que produjese no ganaba bastante, y así veíase obligado a vivir en continua estrechez. Cuenta un amigo que cierto día invernal, al entrar a la habitación, sorprendió a Mozart bailando con su mujer alrededor de la mesa:

—¡Qué quieres -explicó el compositor-, tenemos frío y estamos sin leña ...!

A pesar de tales privaciones, sus mejores páginas musicales son de esa época. La producción de Mozart abarca los géneros más diversos; en vida fue considerado como un gran, compositor de ópera, género que entonces estaba en pleno apogeo; escribió, entre otras: Don Juan, La flauta mágica, El rapto en el serrallo y Las bodas de Fígaro. Es autor además de hermosas sinfonías y sonatas que en nuestros días son juzgadas como las más perfectas de sus composiciones.

La muerte de Mozart se produjo en circunstancias muy dolorosas; víctima de un implacable mal, escribió en medio de terribles dolores físicos un Réquiem para que fuera ejecutado en sus propios funerales. Cuando sintió llegar la última hora quiso oír, desde el lecho, la ejecución de la misa. De esta manera se apagó la antorcha que mantenía encendida su vida en este mundo. El día de las exequias, el 6 de diciembre de 1791, el tiempo era tan tempestuoso que pocas personas pudieron asistir a los divinos oficios La fosa común del cementerio de San Marcos recibió anónimamente sus despojos. Cuando, posteriormente, en Viena quisieron dedicarle un monumento, no se encontraron sus restos, de manera que aquél fue levantado sobre una tumba vacía.