Epicteto, un esclavo griego, maestro de moral del pueblo romano


El cruel emperador Nerón, que fue el primero en perseguir a los cristianos, tenía un liberto llamado Epafrodito; y éste, a su vez, un esclavo de nombre Epicteto.

A pesar de que Epafrodito había sido esclavo, no era un buen amo, y Epicteto tuvo bastante que sufrir con él. Refiérese que, habiéndosele aplicado una vez el tormento, dijo serenamente a su amo, que le estaba retorciendo una pierna: “Ten cuidado, que me la vas a partir”; y, como viese que, desgraciadamente, su previsión se había realizado, se contentó con añadir: “¿No te lo había dicho?”

Pensaba Epicteto que por muy estrecha que fuese la esclavitud del cuerpo, no llega nunca a aprisionar el alma; y los sufrimientos materiales son poca cosa en comparación con la libertad de que goza el alma, que puede remontarse sobre las miserias humanas y alcanzar hasta lo sublime.

Cuando Epicteto pudo librarse de la esclavitud y enseñar, se hizo célebre como filósofo y como maestro. No escribió libros, pero uno de sus discípulos, llamado Arriano, glosó en un opúsculo todo lo que Epicteto les había enseñado.

Los romanos más sabios, y entre ellos el noble emperador Marco Aurelio, consideraron al esclavo Epicteto como a su maestro de sabiduría: así, hasta que se difundieron las verdades dictadas por el Evangelio, más altas y profundas que toda ciencia pagana, nadie mejor que el esclavo Epicteto supo enseñar la sabiduría y la práctica de las virtudes.