El Ródano, que nace en una bella gruta azul de hielo


Las principales ciudades suizas se levantan alrededor de los lagos o en las orillas de los ríos que cruzan la llanura; éstos nacen todos a pocos kilómetros de distancia unos de otros, en una gran masa central de montañas cerca del San Gotardo, pero luego toman diferentes direcciones. El Ródano, que tiene su nacimiento en una hermosa gruta azul de hielo, en el extremo de un ventisquero, corre a lo largo de un dilatado y fértil valle hasta el lago de Ginebra; es curioso observar los diferentes tonos que refleja el agua de este río a medida que va atravesando el lago. A poco de haber salido de éste, el Ródano entra en Francia y, desviando su curso hacia el Sur, desemboca en el Mediterráneo.

El Rin superior, tomando la dirección nordeste, entra en el lago de Constanza; sale de él formando a poco las hermosas cascadas de Schaffhausen, y después, torciendo bruscamente al Norte, en Basilea, pasa a ser el que los alemanes llaman el Padre Rin alemán. Cercanas a las de este último río están las fuentes del Tesino, el cual desciende hacia el Sur por las laderas de los Alpes y sale del territorio suizo al atravesar el lago Mayor, para desembocar en el Po, notable río del norte de Italia.

Próximo también al Rin nace el Inn, que encamina su curso al Danubio, al cual tributa sus aguas. Otro importante río suizo es el Aar, que nace cerca del Ródano, corre por Brienz y Thune y, tras un curso sinuoso, afluye al Rin, más allá de la ciudad de Schaffhausen. Berna, la bella e industriosa capital de Suiza, está situada a orillas del Aar.

Uno de los tributarios que tan caudaloso hacen al río Aar, cuando desemboca en el Rin, es el Reuss. Cayendo en cascadas por la abrupta ladera del San Gotardo, como los demás ríos, el Aar atraviesa un largo y estrecho lago de numerosos brazos, y luego, al salir de él, con rápida corriente pasa por la tan antigua como hermosa ciudad de Lucerna.