Cómo se mezclaron varias tribus para formar la nación suiza


La parte oriental de Suiza no fue tan enteramente romanizada y sojuzgada domo la occidental. De este hecho provino el que, cuando las tribus teutonas o germanas lograron establecerse al fin en el país (por este tiempo había decaído el poderío romano), los alemanes, en el Nordeste, absorbieron enteramente a los celtas que vivían en esta parte, los que les opusieron poca resistencia, y así fundaron un verdadero pueblo germano, con leyes, costumbres e idiomas propios. Con los burgundios (otra tribu germana que se estableció en el Sudeste) no ocurrió lo propio, pues aun cuando introdujeron nuevos elementos de vigor en el territorio, fueron a su vez influidos por la civilización de celtas romanizados y poco a poco se mezclaron con los primitivos pobladores, formando así un nuevo pueblo cuya lengua fundamental fue el latín. Tal es en Suiza el origen de las lenguas germana y latina, esta última convertida más tarde en francés; lenguas que, a pesar de ser tan diferentes, se hablan igualmente en el reducido país central. Hoy no existe lengua suiza salvo el romanche; la antigua lengua de origen latino, que fue declarada idioma oficial de la república helvética en 1937, se habla en la región de Grisons, pero sólo por una centésima parte de la población total de Suiza; los helvéticos de la región oriental, que es la mayor, hablan el alemán, como el territorio con el cual limita; y la menor parte, la occidental, que linda con Francia, emplea el idioma francés. También se habla el italiano en el Sur, junto a la parte fronteriza con Italia.

Durante largos años lucharon entre sí las dos razas, hasta que, al fin, fueron subyugadas por los francos, que gobernaban mediante sus condes y sus mayordomos de palacio. Carlomagno, cuyos dominios se extendieron desde España hasta Hungría y desde Dinamarca hasta Roma, pasó mucho tiempo en Suiza.