Hay en Budapest gran número de estatuas de héroes y reyes


Merete el honor de ser designada en primer término la estatua de bronce de san Esteban, emplazada en las inmediaciones de la iglesia de la Coronación; ostenta en sus manos la doble cruz que reproduce la forma de la que el propio santo llevó ante el Papa. No muy lejos se encuentra la de Juan Hunyadi, vencedor de los turcos, que tantos esfuerzos prodigiosos hizo en pro de una causa ya totalmente sin esperanzas.

También llama la atención la estatua del rey Matías, quien en el siglo xv mantenía una espléndida corte en Buda, y que llegó a adquirir gran renombre; por su criterio imparcial y justicíete “¡El rey Matías ha muerto! ¡La justicia ha desaparecido!”, fue la exclamación unánime que lanzó el pueblo al enterarse de su muerte.

El rey Matías poseía una magnífica biblioteca, formada por miles de volúmenes de gran valor. Corvina se llamó el local donde se hallaba, posteriormente arrasado por los turcos, quienes se llevaron los famosos manuscritos, algunos de los cuales pudieron recobrarse en época posterior, y boy se hallan depositados en el Museo Nacional. El recuerdo de estos hechos hace pensar con dolor en los sufrimientos padecidos por Hungría durante los ciento cincuenta años que el estandarte de la Media Luna ondeó sobre la fortaleza de Buda, que en nuestros días se renovaron: en 1956, Budapest fue testigo del heroico* levantamiento del pueblo húngaro contra la despótica dominación bolchevique; una vez más exhibió ante el mundo su despego por la vida y las comodidades materiales, al ser objeto de la injusticia y la tiranía. Miles de húngaros pagaron con su sangre el afán nobilísimo de ver libre a su patria, y sólo cedieron ante la irresistible presión de las armas rusas, que invadieron el país para asegurar la subsistencia del régimen comunista. En todos los países del mundo se realizaron actos de repudio ante la barbarie del agresor, y los millares de húngaros que debieron expatriarse fueron recibidos cálidamente en todas partes, entre ellos muchísimos niños, que reiniciaron una nueva vida en lugares muy distantes de la querida tierra de sus antepasados.