Los opulentos magnates que se negaron a pagar sus tributos


La unión de los tres reinos se llamó la unión de Calmar, y de ella separóse Suecia cuando subió al trono su gran rey Gustavo Vasa. En 1588 subió al trono de Dinamarca y Noruega el rey Cristian VI.

Este soberano fue muy activo y enérgico; recorrió, en varias visitas de inspección, todo su reino; llegó hasta los límites más septentrionales del mismo y castigó a los funcionarios culpables de abusos. Fue también gran propulsor de las obras públicas y fundó Cristiania, hoy Oslo, la actual capital de Noruega, y Cristiansand, puerto muy concurrido en el sur del mismo país.

Cristian IV tuvo grandes contiendas con los nobles de Dinamarca, quienes, aunque muy ricos, negábanse a pagar tributo. Al subir su hijo Federico III al trono, disolvió el Consejo Real, compuesto en su mayoría de nobles ineptos, y pasó así a ser rey absoluto. Aquel mismo año, 1660, perdió Dinamarca los territorios que poseía en el sur de Escandinavia.

El ducado de Schleswig, danés en su mayor parte, y el de Holstein, alemán en una gran extensión, ambos al sur de la península de Jutlandia -que durante muchos años habían pasado de uno a otro poseedor-, se unieron entonces por completo a la corona de Dinamarca. Este período en que Dinamarca y Noruega estuvieron unidas fue el de mayor gloria para Suecia, seguido, desgraciadamente, de otro en que casi se perdieron por completo todas las conquistas hechas por sus reyes heroicos. Gustavo Vasa abrazó el luteranismo, y aunque con el cambio de religión, algunos católicos perdieron la vida violentamente, este paso de una religión a otra se operó en los países del Norte con menos disturbios que en ninguna otra parte. El nieto de Gustavo Vasa, Gustavo Adolfo, el célebre rey de la Guerra de los Treinta Años, batió a los alemanes y les ganó territorios tanto en el Báltico como en el mar del Norte. En el reinado de Carlos XI, Suecia conquistó la Livonia a Polonia y extendió sus límites hasta el extremo sur de la península escandinava, con lo cual hizo llegar su dominio más allá de la estrecha entrada del Sund al Báltico.