El rey sueco, que al vencer a tres naciones, asombró al mundo


Carlos XII ganó victorias que sorprendieron al mundo entero. Atacado por Dinamarca, Polonia y Rusia a la vez, batió victoriosamente a estas tres naciones juntas, aunque al fin lo derrotaron los rusos. Todo su reinado fue una guerra continua; y para sostenerla, el reino se vio gravado en más de lo que podían resistir sus fuerzas, en tributos de sangre y dinero.

En las guerras napoleónicas, Dinamarca se puso de parte de Francia; y en 1802 los ingleses bombardearon sin previo aviso a Copenhague y se apoderaron de la flota danesa. Suecia siguió el partido de los aliados, y el príncipe heredero, Bernadotte, uno de los generales de Napoleón, guió las tropas suecas contra su antiguo jefe, cuando, en 1813, toda Europa luchaba contra el Gran Corso. Al firmarse la paz de Kiel, en enero de 1814, convínose en que Noruega no siguiese bajo el poder de Dinamarca, sino que Suecia y Noruega se uniesen bajo el gobierno de un solo rey. Opusiéronse a esto los noruegos, que eligieron un monarca y establecieron una constitución tan libre como podía serlo bajo el régimen monárquico. Por fin hubieron de aceptar la unión con Suecia, pero se incorporaron como reino independiente, que había de gobernarse según su propia ley fundamental.