La rendición de Italia y la ocupación de Alemania


De los países del Eje, Italia fue el primero en negociar la paz. Cuando las tropas aliadas invadieron su territorio y Mussolini fue depuesto, el rey concertó un armisticio con los aliados. De país enemigo, se convirtió en cobeligerante. Es decir, que apoyó el esfuerzo bélico aliado con todas las fuerzas que aún le restaban. En octubre de 1943 el gobierno italiano declaró la guerra a Alemania, y los jefes de las cuatro potencias acordaron respetar cualquier decisión del pueblo de la Península sobre la futura forma de gobierno que quisiera adoptar.

En medio de estos acontecimientos, Benito Mussolini, encarcelado por el nuevo gobierno de su país, fue rescatado por paracaidistas germanos y llevado a Alemania. Desde allí formó, para la parte de Italia todavía ocupada por el Eje, el Gobierno Republicano Fascista. Cuando se produjo el desastre alemán, un grupo de guerrilleros comunistas italianos lo detuvo cuando intentaba cruzar la frontera suiza y lo fusiló juntamente con otros miembros de su gobierno.

El éxito de la gran contraofensiva rusa y la magistral operación que significó la invasión del continente por los angloamericanos determinaron la derrota alemana. Liberadas Francia, Bélgica y los demás países limítrofes, el esfuerzo aliado se concentró en la frontera alemana. Berlín, la capital de Hitler, fue ocupada por los rusos el 2 de mayo de 1946. Días antes la radioemisora germana anunció el suicidio de Hitler en su refugio subterráneo de la Cancillería, en pleno centro de Berlín, y cuando los soviéticos estaban a punto de completar la ocupación de la ciudad.

Al mismo tiempo, las fuerzas aliadas penetraron en todos sentidos dentro de Alemania, y salvo resistencias aisladas de grupos de fanáticos, su marcha no tropezó con la ruda resistencia que se esperaba. Seis días después de ocupada la capital, las Naciones Unidas anunciaron la rendición incondicional de los alemanes, firmada por el almirante Doenitz, sucesor de Hitler en el mando.

La aventura guerrera más grande de la Historia terminaba así con la ocupación del país que la desencadenara.