Después de seis años de lucha se logra la victoria


Al promediar el sexto año de guerra, se percibe claramente cuál será el final. Las potencias del Eje comenzaron a expandir su poderío a favor de la ventaja inicial que les brindó la sorpresa. Estaban preparadas para la lucha desde hacía años, y los aliados, en cambio, tuvieron que entrar en ella sin tener sus ejércitos la preparación necesaria y sin que sus fábricas estuvieran adaptadas al esfuerzo bélico. A pesar de ello, la tenacidad y el amor por la libertad se impusieron. Los reveses sólo significaron para los aliados derrotas momentáneas que no lograron desmoralizarlos, ya que tenían conciencia de sus recursos y capacidad para vencer.

En los seis años que duró la guerra, muchas cosas aprendieron los pueblos de todo el mundo. Se valorizó el sentimiento de libertad; se demostró que, pese a los adelantos de la técnica, los ejércitos solos no bastaban para obtener la victoria -de ser así, habrían triunfado los países del Eje-, sino que era necesario el esfuerzo solidario de todos los habitantes del país en lucha, la capacidad industrial del mismo, y también, como en el caso de Gran Bretaña cuando quedó sola frente al enemigo, la firme convicción de que su causa era justa.