Japón se bate en retirada. Avance estadounidense


Mientras en Europa los alemanes se encontraban en franca derrota, su aliado en Asia, Japón, comenzaba a ver declinar su estrella guerrera. Las conquistas fulminantes que la sorpresa le permitiera realizar habían terminado en un frente estabilizado. Fracasada la invasión de Australia, no eran dueños del Pacífico y los aliados tenían una magnífica base para iniciar la ofensiva y recuperar el terreno perdido.

El creciente poderío aliado en ese frente se manifiesta con la operación de desembarco de fuerzas estadounidenses al mando del general Mac Arthur en el golfo de Leyte, Filipinas. A partir de ese momento se invierte el desarrollo de la guerra en el Pacífico. Los japoneses son los derrotados, y los aliados los que, una tras otra, reconquistan las islas que perdieran.

En diciembre de 1944, a seis años de iniciada la guerra, las bombas aliadas caen en territorio japonés propiamente dicho: fortalezas volantes atacan la capital, Tokio, operación que inicia una serie ininterrumpida de vuelos sobre los principales centros industriales nipones.

Aliviados los frentes aliados con la derrota de Alemania, mayor número de fuerzas es destinado a la lucha contra Japón. Varias veces por día centenares de aviones atacan las ciudades niponas, y la escuadra estadounidense del Pacífico se aventura ya en las costas enemigas y las somete a duros bombardeos. Como consecuencia de tal situación, la radioemisora de Tokio propone a los estadounidenses que concedan condiciones menos severas para firmar la paz. Rechazada la propuesta, la guerra continúa, oponiendo encarnizada resistencia los soldados japoneses. Cada palmo de terreno es conquistado después de duras batallas e inmolarse miles de vidas.