Desembarco aliado en Italia. Monte Cassino y Anzio


El desembarco aliado en Italia se desarrolló sin mayores contratiempos. La caída de Mussolini y la paz que al poco tiempo concertó el nuevo gobierno favorecieron las operaciones aliadas en la península, cuyo primer objetivo era la ocupación de Roma. Las tropas que avanzaban en esa dirección tropezaron con imprevista resistencia en Monte Cassino. Amparadas por las montañas, y haciéndose fuertes contra el enemigo en el monasterio secular que allí se alzaba, tropas alemanas y fascistas que no habían acatado la orden de rendición dada por el nuevo gobierno, hicieron frente al avance aliado. La situación era especialísima. El monasterio es una reliquia del Cristianismo, y los aliados querían evitar su destrucción. Empero, los alemanes se hicieron fuertes dentro del mismo edificio, cuyas gruesas paredes de piedra hacían de eficaz fortaleza. La batalla se empeñó duramente, y en su transcurso unidades polacas que acompañaban a los aliados se distinguieron por su heroísmo. Monte Cassino soportó el fuego de la artillería y el bombardeo de la aviación, y la lucha se prolongó durante casi un mes. Cuando los aliados ocuparon las posiciones enemigas, del antiguo monasterio benedictino sólo quedaban las ruinas. Se habían sacrificado millares de hombres y uno de los edificios más venerables de Europa. El camino hacia Roma quedó así parcialmente abierto. En la bahía de Anzio los aliados desembarcaron tropas que debían maniobrar juntamente con los vencedores de Cassino. Este desembarco fue una de las más duras experiencias en la lucha por el continente. Cuando los transportes, bajo intenso fuego de artillería, dejaron a sus hombres en la playa, éstos se encontraron en medio de un desierto arenoso, sin colinas, rocas ni refugios de ninguna especie, mientras que desde líneas sólidamente establecidas los alemanes hacían caer sobre ellos una verdadera lluvia de fuego. Las pérdidas fueron enormes, pero con el apoyo de la aviación, después de avanzar en varios días apenas 20 kilómetros, los soldados angloestadounidenses lograron establecerse sólidamente. Al mismo tiempo, el triunfo de Anzio permitió que los tanques británicos maniobrasen y pudiesen atacar a las fuerzas del Eje.