El uso de los brazos, que da al hombre su gran poder


Requiérese entonces algo que sea mejor, y encontramos que los animales llamados lémures, que constituyen una clase de monos muy imperfecta y antigua, usan las manos para coger los objetos, tanto como para andar, aunque para lo primero suelen preferir la boca, como puede comprobar cualquiera que observe dichos animales en una colección zoológica. Pero, cuando llegamos a los monos superiores, vemos que éstos cogen y examinan con las manos el alimento que encuentran, y lo llevan después a la boca. Los brazos, pues, miembros que por espacio de incontables años han sido usados por todas las especies animales para el mismo fin que los miembros posteriores o piernas y para ningún otro, empiezan después a ser usados para particulares fines, haciéndose entonces preciso cada uno de los dedos.

Más hábil, sin embargo, que los monos, que tan sólo pueden tomar una posición medio erecta, es el hombre, que pasada la primera infancia, libera definitivamente sus miembros anteriores del trabajo de la locomoción y aprende a usar por separado cada dedo tanto en la máquina de escribir como en el piano. Así pues, en el hombre se ha cumplido u.. gran desarrollo de la destreza que ha exigido uno proporcional del cerebelo.

Este hecho es muy interesante, pues nos permite, no tan sólo comprender el encéfalo, sino también comprender al niño. El niño pertenece a una raza que vive en este mundo gracias a la destreza en todos los sentidos; y que gusta de ejercitarla. Ésta es la razón por la que los juegos de destreza le gustan sobre manera.

Es natural que a las personas mayores no les guste que les rompan los vidrios de las ventanas; pero es natural también que los niños y las niñas jueguen. Lo que llamamos juegos, que antiguamente creíamos era una pérdida de tiempo inútil, vemos hoy día, y los sabios lo han demostrado, que debía formar parte de la indispensable educación de los niños, si éstos han de alcanzar todo el grado deseable de salud de cuerpo y espíritu. Los juegos constituyen, en efecto, una parte esencial del trabajo que los niños ejecutan.