Por qué se retienen unas cosas mejor que otras


Bien sabemos que no es lo mismo recordar un hecho que hemos presenciado y otro que nos han relatado. Cuando somos testigos de algo, podemos contarlo en sus mínimos detalles y no lo olvidaremos durante mucho tiempo; pero todo lo contrario ocurre cuando eso nos fue relatado. El motivo es fácil de comprender: si presenciando una función teatral escuchamos los diálogos, vemos actuar a los actores, nos impresionan sus gestos, sus ropas, la luz, los pasajes de una escena a otra. Estuvieron en juego casi todos nuestros sentidos: y las más variadas excitaciones llegaron a nuestro psiquismo. La obra de teatro la hemos percibido en su integridad; no sólo hemos comprendido los diálogos, sino que hemos visto la acción. En cambio, si nos relatan su argumento, todo se pierde, sólo queda la voz del que cuenta, nada nos excita, y por ello la impresión es más débil.

Él psiquismo retiene mejor cuanto más fuerte es la impresión, y cuanto mayor número de impresiones se ligan a un hecho. Por ello -y muchas veces sin saberlo- los estudiantes se ayudan para aprender sus lecciones leyéndolas en alta voz o escribiéndolas. Así, dos sentidos, audición y tacto, colaboran con la vista, y la impresión reforzada de esta manera dura mayor tiempo.