Una parte del ojo que en realidad forma parte del cerebro


Existe también en ella, como en toda otra parte del cuerpo, determinada porción de tejido de sostén, cuya función es, como puede suponerse, servir de apoyo a los otros tejidos. Ahora bien, es de gran interés ver cómo esta porción particular del tejido de la retina está formada por una clase especial de células que existen dentro del cerebro mismo, formando en él también el tejido de sostén.

Este hecho sólo sería una prueba concluyente de lo que sabemos por otras muchas razones, es decir, que la retina de los ojos de los vertebrados es una prolongación del cerebro.

Las diferentes partes de la retina suelen describirse como agrupadas en diez capas, admirablemente estudiadas por el sabio español Ramón y Cajal, cuyos notables trabajos significaron un gran adelanto, no sólo para el mejor conocimiento de la retina, sino también para el de la estructura del sistema nervioso en general. Volviendo al tema de la retina, diremos que algunas de sus capas están constituidas por células, y otras por fibras nerviosas. La que debemos considerar de un modo especial es la capa novena a partir de la superficie anterior de la retina, porque en ella están las células de importancia esencial para la visión. A primera vista podría creerse que tales células se hallan en la porción más superficial de la retina, inmediatamente por debajo del humor vítreo; pero, en realidad, no es así, y la luz tiene que atravesar nada menos que ocho capas de diferente estructura, antes de llegar a la capa de las verdaderas células de la visión.

Debemos tener presente que estas capas son muy finas y delicadas, visibles tan sólo con un microscopio de gran potencia. Así pues, lo que ocurre no es tan imposible como puede parecer, y lo sería, en efecto, si tales capas fuesen gruesas e interceptaran los rayos luminosos; pero no lo hacen ni siquiera de una manera sensible.